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Dando la lata

Las cosas claras

Una defensa radical del pensamiento y la expresión libres

No soy franquista, ni machista. Detesto la tauromaquia y el comunismo me espanta. Me opongo a cualquier forma de dictadura, del signo que sea, y creo que el capitalismo sin control conduce a la injusticia. No soy fascista, ni anarquista, ni nacionalista. No soy monárquico de un rey que no sirve a su pueblo ni republicano de un presidente inútil. No me afiliaré a ningún partido mientras la política sea lo que es hoy. No me gusta la poesía, ni el ballet, ni el punk, ni las películas de terror, ni la música latina. Rechazo el maltrato animal y la grosería. No puedo con la telebasura, ni con el cotilleo. Me aparto de los "perdonavidas", se me indigesta el sectarismo y estoy hasta las narices de la doble moral, de tanto hablar y tan poco cumplir. Y desprecio a los que reparten los carnés de demócratas y progresistas, a los que encasillan, a los atrevidos que dan lecciones de lo que tienes que creer, decir y elegir. Los salvapatrias y "españolísimos" me producen acidez de estómago. De cantes y bailes regionales, nada de nada. Como de cebolla: cero.

Me horrorizan el fanatismo y el totalitarismo, y siento asco de los que aprovechan y manipulan el dolor ajeno. Y considero que la intolerancia, la irresponsabilidad, la envidia y la falsedad explican la mayor parte de nuestras desgracias.

Tengo muy pocas cosas claras: mi fe, mi amor y la libertad. Y poco más. En consecuencia, estoy radicalmente a favor del pensamiento y la expresión libres, por más que puedan ofenderme. Y porque las palabras en el aire son menos peligrosas que las contenidas a la fuerza.

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