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A contracorriente

De quesos y fabadas

Un recorrido gastronómico por algunos puntos de La Felguera

El disfrutar de un buen condumio es placer sentido y cada vez más al alcance de todos. Una socialización de la culinaria que forma parte de la sociedad actual. Todo un avance en este universo del estado del bienestar y que hace que todos nos acerquemos al conocimiento y paladeo de una notable y sabrosa comida. Y eso es bueno.

Y hablando de las cosas del comer decir que en La Felguera, como por arte de magia, te encuentras con los más selectos quesos regionales, nacionales e internacionales. Una variedad estupenda de sabores lácteos y equilibrados que sorprende al cliente o buscador de sensaciones sápidas. Aitor Vega Vigil es el maestro quesero que apadrina un negocio de nivel y orienta al personal sobre la calidad organoléptica de cada pieza quesera. En su establecimiento se encuentran las variedades de queso más sobresalientes de aquí y de allá, lo que hace que el consumidor disfrute de la visual y se ponga al día con lo más selecto y novedoso del mundo del queso. Y es en La Felguera, territorio de veteranos emprendedores y población fabril de reconocida fama gastronómica. Y si nos referimos a una sabrosa fabada pues hay que apuntar a la sidrería El Gaucho donde Luisa, Ramón y su hijo Misael ven pasar la vida entre culetes sidreros, parlamento popular y tertulias futboleras.

Y en este rincón afable y dinámico la cocina forma parte del carácter de sus propietarios lo que conlleva unas propuestas gustosas dónde brillan los potajes y especialmente su fabada que raya la excelencia. Fabes de la huerta de Pravia y compango doméstico del Alto Nalón. Una hechura entre fogones que gusta sin remilgos y se proyecta con el boca a boca eficaz. Y en La Felguera el mundo culinario se mantiene mientras la industria y las empresas auxiliares fenecen por una crisis absurda y caótica. Toda una contradicción que a la postre servirá para relegar a esta población de raíz laboral y empleadora en un yermo erial de futuro impredecible. Y es que mientras haya buenos quesos y soberbias fabadas el mundo local seguirá sujeto a la rueda del vivir y a las prejubilaciones dichosas que suavizan momentáneamente el devenir cotidiano. Hay que demandar industria, tecnología y buenas vibraciones de trabajo para disfrutar del ocio merecido entre loables quesos y verdaderas fabadas. Y La Felguera sabe mucho de sabores cargados de razón y esperanza.

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