Corre por las redes un vídeo que muestra el esplendor de la ciudad china de Wuhan, la zona cero de la pandemia mundial. Un parque Disney de la megalomanía urbana. Parece mentira que de este lugar de cuento se expandiera tanta catástrofe. En otros relatos fantásticos las manzanas más apetecibles están envenenadas. Hay realidades que son más esperanzadoras. Sus protagonistas son ciudadanos aplaudiendo a los guerreros en primera línea de batalla, policías tocando la gaita y rindiendo homenajes por las calles, patrullas caninas que hacen las delicias de los niños, una sociedad que se conjura para echar una mano cuando llegue la reconstrucción a sus vecinos comerciantes, hosteleros, pequeños empresarios...; entienden que la crisis es de todos, salvo unos cuantos de arriba, como siempre.
