La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fausto Sánchez, maestro de comunistas

Una semblanza política y humana tras 72 años de militancia

No eran las cinco de la tarde, pero sí las seis. No eran las cinco para una "elegía" del añorado y desaparecido García Lorca a su tío, pero sí las seis y un llanto profundo a un verdadero comunista y hombre bueno. Sí, porque a la mayoría de las personas se las juzga no solamente por lo que dicen representar, sino por la calidez humana y, en ese aspecto, resulta difícil coincidir en una persona los atributos de comunista comprometido, de compañero solidario, de persona sacrificada y de hombre afable. Y todos esos atributos los llevaba el camarada Fausto Sánchez. Nada más anunciarme la mala noticia, lo primero que se me vino a la cabeza fue el café pendiente en Sama, la página de Mundo Obrero que estábamos confeccionando, el recuerdo del abarrotado Teatro Maripeña en la presentación de sus memorias y, como no, las charlas de política que siempre comenzaban con la misma pregunta: ¿Cómo lo ves?

Y ahora camarada te has ido en silencio como querías y como decías, como si no hubiera sido suficiente mantenerte siempre en segunda línea, fuera de protagonismos y cargos públicos que merecías. Te fuiste como decías, nada de homenajes, nada de actos de reconocimiento, en silencio, sin posibilidad de brindarte la última compañía, sin la oportunidad de velarte bajo tu bandera roja del PCE.

Fausto fue un auténtico adelantado a su tiempo a pesar de sus casi 92 años, a pesar de su compromiso militante comunista ininterrumpido durante 72 años, lo fue de joven cuando veía injusticias y decidió militar clandestinamente, cuando recibió las primeras detenciones y deportaciones, cuando vivió la oscura noche de los calabozos y sus torturas, pero con la lucidez suficiente de no delatar a ninguno de sus compañeros como compromiso certero de tenacidad y perseverancia. De su historia y lucha bien habla su libro de memorias recientemente presentado en Llangréu con más de 400 personas llenando el teatro y la posterior comida con más de 250 personas. Historia que marca su impronta política y de rebeldía, porque su compromiso con su partido no desdeñaba el tener que decir las cosas claras y duras, aunque no fueran del gusto de sus propios dirigentes, porque como él bien decía "soy clase trabajadora, soy obrero y lo más importante es saber de dónde vienes y no perder nunca esa esencia vayas a dónde vayas". Y así, tenemos al Fausto de las huelgas mineras por las nefastas condiciones laborales, al Fausto de las primeras Comisiones Obreras donde aleccionaba y formaba batallones de sindicalistas, al Fausto político que no duda en saltar a la clandestinidad sacrificando su propia familia para reconstruir una y otra vez el PCA cuando más apretaban los fascistas y la Guardia Civil, a cada desarticulación de la dirección, la formación de otro comité y así unos cuantos años sin que ni a él mismo ni al "paisano" Horacio Fernández Inguanzo, otro grande, fueran capaces de echarles el guante, convirtiéndose en la bestia negra de los fuerzas represivas.

Mucho le debe el PCA y el PCE a hombres como Fausto que supieron mantener la llama militante de la dignidad en condiciones peligrosas y totalmente precarias, pero que su valentía convertían a esas organizaciones en oro puro de sabiduría y militancia comprometida.

Supo como nadie entender que la lucha obrera y los frentes de izquierda eran la solución correcta a la posibilidad de construir bloques alternativos capaces de alcanzar el poder y así, al igual que el camarada Pepe Díaz saludo con alegría el paso atrás del partido en la creación de Izquierda Unida y saludaba recientemente la construcción de la confluencia de la izquierda en torno a Unidas Podemos. Porque como decía Fausto, un militante comunista no debe estar en las sedes sino en la calle, en los movimientos sociales, en la resistencia a recortes a la clase trabajadora, en la defensa de cualquier injusticia contra el género humano.

Querido Fausto, nos van a faltar tus consejos, nos van a faltar tus broncas en las asambleas, nos van a faltar tus propuestas, te marchaste sin ver la reparación y justicia a tu denuncia contra los franquistas y torturadores, pero la semilla que prendiste no va caer en vano, alguien seguirá firme con tus enseñanzas, alguien continuará tu legado y del resto de tu figura, seguiremos hablando los que estamos ahora, al igual que muchos de tus compañeros de trinchera, una autentica generación de luchadores que desde CC OO, el PCE e IU hicieron y dieron muestra en años recientes de todo tu legado de lucha, abnegación, sacrificio y compromiso militante.

Se nos van los mejores, se nos van los buenos, se nos van los referentes, pero siempre quedará impresa tu palabra y tu obra que con gran cariño nos dejaste.

Hasta siempre camarada, hasta siempre maestro de comunistas.

Compartir el artículo

stats