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Día contra la LGTBIfobia

La lucha contra la discriminación y estigmatización sexual

Ayer, 17 de mayo, se cumplieron 30 años desde que la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad masculina y femenina de su listado de enfermedades mentales. Pero hoy no debemos olvidar la discriminación que siguen sufriendo muchas personas por ser lesbianas, homosexuales, transexuales, bisexuales o intersexuales. Todavía hoy en día sigue habiendo muchos países en los que pertenecer a cualquiera de estos colectivos está penalizado con cárcel e incluso con la pena de muerte. Por este motivo la lucha contra la discriminación y la estigmatización debe ser una prioridad en las políticas públicas, municipales y estatales, en defensa de los derechos humanos. Porque los feminismos deben ser interseccionales e inclusivos para conseguir frenar las desigualdades de cualquier índole.

Como bien dice mi admirada Judith Butler, el género nos une, la clase nos divide. Estamos pues en la obligación de reflexionar sobre cómo hacer frente a estas discriminaciones por orientación sexual y por identidad de género y debemos promover la diversidad en el ámbito laboral, social, educativo y cultural, para así poder combatir la homofobia, la lesfobia, la bifobia, la transfobia y la interfobia. La forma de caminar hacia la igualdad es desde el respeto, fomentando la diversidad sexual y las diversas identidades y expresiones de género.

Está en nuestras manos luchar contra la discriminación hacia el colectivo LGTBI, denunciando cualquier tipo de agresión ya sea verbal, física, psicológica o moral tanto por motivos sexuales como de género, y desde la Concejalía de Igualdad y Feminismos del Ayuntamiento de Mieres construimos cada día espacios transversales de libertad, dignidad y diversidad. Estos delitos de odio se suceden tanto en el ámbito laboral como en el ámbito social, y a mi modo de ver, es especialmente preocupante la discriminación de este colectivo en la adolescencia. La protección de las y los menores y la libertad para el propio desarrollo de la personalidad debe ser una prioridad absoluta, garantizando que los centros educativos sean espacios seguros para la diversidad sexual, fomentando una educación abierta e inclusiva para que no vivan en la clandestinidad y puedan mostrar su orientación sexual y su identidad de género abiertamente. Porque niñas y niños felices se convertirán en grandes mujeres y hombres.

También quiero recordar a todas las mujeres y hombres que, a lo largo de los años, han sufrido acosos, persecuciones, agresiones, condenas de cárcel e incluso la muerte simplemente por intentar defender su derecho a ser libres. Mi mirada va hacia una sexualidad diversa, sin imposiciones, donde todas y todos disfrutemos de los mismos derechos. Porque el género y el sexo no son más que meras construcciones sociales y políticas, y se cuestiona todo aquello que se sale de la heteronormativa, pero ¿quién marca la normalidad? Me quedo con esta reflexión: "Cada individuo debe llevar su vida de tal forma que los demás deben respetarla y admirarla" (Michael Foucault).

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