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Francisco Palacios

Líneas críticas

Francisco Palacios

Una historia apasionante

La publicación de "Dominio. Una nueva historia del cristianismo", del británico Tom Holland

Se ha publicado recientemente en España "Dominio. Una nueva historia del cristianismo", último libro del historiador británico Tom Holland. Una profunda y sugerente investigación de una religión bimilenaria. Desde sus problemáticos y vacilantes inicios hasta su expansión universal, con el vaticinio de un futuro supeditado a las nuevas tecnologías.

Con indudables influencias del judaísmo y la filosofía griega, la religión cristiana se consolidó en el ámbito del imperio romano como una doctrina coherente y perdurable. Si bien Cristo predicó que su mensaje se extendiera hasta los confines de la Tierra, esa difusión no habría sido posible sin el soporte de un poderoso sistema imperial. Sin el decisivo apoyo de la jerarquía política. Así, fue Constantino, primer emperador cristiano, el que autorizó su culto, alcanzando el cristianismo el estatus de religión privilegiada. Años más tarde, Teodosio convirtió al cristianismo en la única religión oficial "en todos los dominios del imperio". Fue un impulso trascendental.

Hubo otros factores que también fueron vitales para su expansión: las calzadas romanas, que vertebraban el imperio; el latín, que llegaría ser la lengua oficial de la nueva religión; las "domus ecclesiae" (asambleas, casas-iglesia, lugares de reunión), germen de las actuales parroquias. Asimismo, la crucifixión de Cristo convertirá la cruz en el símbolo inconfundible de una religión ecuménica.

Y para Holland, el éxito social del cristianismo se debió en buena medida a que ofrecía a los poderosos la posibilidad de sentirse identificados con una religión cuyo dios era al mismo tiempo hombre: fue lo que atrajo al emperador Constantino y otros influyentes patricios convertidos al cristianismo. Mientras que la idea de igualdad sedujo a los más pobres y marginados de la sociedad a los que iba dirigido un mensaje liberador: "Los últimos seréis los primeros".

Por otra parte, el cristianismo no sólo es una religión y un conjunto de principios morales, sino que ha sido también un dominante sistema de poder a lo largo de la historia. Un poder del que Holland no oculta "su lado oscuro y contradictorio". Lo atribuye a su imparable proyección universal. Ello explicaría las Cruzadas, las Guerras de religión, la Inquisición o los más recientes escándalos sexuales, entre otros diversos episodios históricos.

Al respecto recuerda que la violencia y la crueldad de la conquista de América no fueron en absoluto una novedad histórica. Pero sí fue novedoso el hecho de que, desde la propia España, lo denunciaran voces autorizadas basándose en la dignidad e igualdad de todos los seres humanos proclamadas por el cristianismo.

Tom Holland, que no es creyente, defiende en su libro la tesis de que "el cristianismo ha sido la revolución más radical de la historia. Y que, con la excepción del nazismo, los grandes movimientos revolucionarios de los tiempos modernos tienen raíces cristianas o están impregnados de sus principios. Afirma incluso que los valores morales y culturales de los que se consideran ateos provienen precisamente del cristianismo. Lo que me recuerda una aguda paradoja de Gustavo Bueno: "Soy ateo por la gracia de Dios". El propio Marx hace muchas referencias al cristianismo en "El Capital". Y una muy significativa: "Los justos heredarán la Tierra".

Según Holland, a pesar del laicismo y de los avances científicos, el cristianismo (católicos, ortodoxos y protestantes) sigue siendo el credo religioso con más seguidores en el mundo: unos dos mil millones. Concluye vaticinando que determinados progresos tecnológicos, sobre todo en el campo de la biotecnología, podrían suponer una seria amenaza para el futuro del cristianismo, argumentando que, si solo los más ricos pudieran permitirse el lujo de llevar a cabo "mejoras evolutivas" que impliquen alargar la vida o mejorar sustancialmente las capacidades físicas y mentales, estaríamos ante una situación de privilegio de tal rango que haría tambalearse la idea central del cristianismo: la idea de la igualdad de todos los seres humanos. A mi juicio, una hipótesis tan sorprendente como arriesgada.

En definitiva, "Dominio. Una nueva historia del cristianismo" es un libro profundo, denso y extenso (más 500 páginas). De gran interés histórico.

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