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A MI AIRE

Ignorar la realidad

La gente sin mascarilla y la tibieza de quienes velan por el orden

Con la cautela que la situación nos exige, vamos dando pasos hacia una teórica normalización, pero a la que le quedan muchas piedras en el camino para llegar a que sea una realidad sin aristas. Lo malo es que muchas personas no se quieren enterar que el virus sigue ahí escondido, sin irse definitivamente, a la espera de seguir produciendo contagios.

Y esa es la verdadera realidad, realidad que parece ignoran, y no quiere aceptar, una amplia capa de la población. Obviamente no se trata de seguir en reclusión permanente, pero tampoco que el primer día de salida autorizada nuestro entorno parezca las fiestas de San Pedro, o San Juan, tal como está sucediendo.

Claro que todos tenemos ganas de recuperar nuestra libertad, pero un mínimo de prudencia nos indica que deberíamos estar ojo avizor, cierto que con prudente relajación, pero cumpliendo al máximo las recomendaciones que se nos hacen.

Obviamente no es así, pues una simple salida a realizar compras, o cualquier gestión necesaria, nos lleva hacia el pesimismo: altos porcentajes de gentes sin mascarilla ni guantes, muy pocos guardando las distancias mínimas? vamos, como si de un plumazo el peligro hubiera desparecido totalmente.

Allá cada uno con su vida, pero lo malo es que comprometen las de los demás, y esto ya es otro cantar. Asimismo resaltar la tibieza -suave lo digo- de quienes tienen que velar por el cumplimiento de las normas vigentes en cada fase.

A Sabina le robaron el mes de abril, pero al paso que vamos a nosotros son muchos meses más los que también nos van a detraer de nuestro calendario particular. Todo ello sin contar con que en el otoño -ya avisan- que todo se puede complicar aún más.

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