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DANDO LA LATA

Conspiración

Las diversas teorías sobre el coronavirus

Diario del coronavirus.

Ya saben que en la tertulia del contenedor somos plurales. Sin ir más lejos, sobre esto del puñetero coronavirus tenemos desde los que están convencidos de que es cosa de los alienígenas hasta un antiguo seminarista encabezonado en que lo que nos está sucediendo es una señal divina, una llamada de atención para que corrijamos el rumbo que ha tomado el planeta, dominado por el pendoneo y el descreimiento.

Yo estoy en el grupo de la conspiración china, o sea, que esta pandemia no tiene nada de casual ni accidental sino que es una acción premeditada de China. ¿Tengo pruebas? Ninguna. Pero uno, que es muy aficionado al cine clásico policiaco, nunca olvida una de sus máximas: "Siga la pista del dinero". Y con esta maldición que le ha caído al mundo encima sólo ganan unos: los chinos. ¿O no? Si no me creen, pregunten a nuestro gobierno en manos de quién está la mayor parte de nuestra deuda externa.

Y el que quiera creer que el coronavirus salió espontáneamente de un mercadillo de Wuhan, dando saltitos entre un murciélago y un pangolín, a doscientos metros de uno de los laboratorios de investigación sobre virus más importantes de China, allá él. A mí me suena a patraña.

Observen lo diabólico del asunto: el país del que sale el virus es el mismo que produce la mayoría de mascarillas, respiradores y prendas de protección, el único que va a evitar debilitarse, el primero en recuperarse, en definitiva, el gran beneficiado. Y conste que me joroba coincidir en algo con Trump, pero esto tiene toda la pinta de una acción de guerra en la que la munición es invisible. Y si me equivoco, lo lamento, pero es que desde Fu-Manchú, siempre desconfío de los chinos.

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