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VELANDO EL FUEGO

Cabal como sus palabras

La postura del presidente del Lealtad ante las consecuencias del covid-19 en el mundo del fútbol

Durante un tiempo que presumo largo el covid-19 será la narrativa imperante en todos los lugares. Se comenzará diseccionado su origen, tan propicio a múltiples fantasías, y la trama irá creciendo a medida que cada cual vaya perfilando sus principales protagonistas y las responsabilidades que atribuya a cada uno de ellos: gobiernos que supieron o no supieron prever la llegada del virus, ciudadanos más o menos responsables en cuanto a adoptar las necesarias medidas de seguridad.., hasta que la novela tenga un final inevitable, a modo de capítulo de conclusiones, en el que no podrá faltar una pregunta obligatoria: ¿durante este tiempo la salud fue la principal preocupación de todos o, por el contrario, quedó relegada en virtud de otros intereses más prioritarios?

En este sentido reconozco que estoy siguiendo con creciente interés todo el folletín que se está formando en torno a la temporada de fútbol, más en concreto por lo que se refiere a la ficción que ha surgido a partir de suspenderse el partido entre el Dépor y el Fuenlabrada. No hace falta ser un observador muy atento para darse cuenta de que la salud está sufriendo un serio varapalo que, de continuar así, puede terminar en una goleada escandalosa. Por muchos intentos que hago, y salvo las naturales excepciones, que son una isla en medio de todos los océanos económicos que inundan el enredo, los implicados en la narración (por cierto, crecen cada día), tienen el único objetivo de conseguir el mejor botín: salvarse unos de los descensos, jugar otros los play-offs?, y así hasta un sinfín de situaciones que, en muchos casos, atentan contra el pudor y la verosimilitud de cualquier argumento. Todo lo cual nos lleva a concluir que el fútbol-industria o la industria-fútbol, como se prefiera, se está a convirtiendo, una vez más, en el principal protagonista de la historia. Nada nuevo si se recuerda la frase de Francis Bacon, "El dinero es como el estiércol, no es bueno a no ser que se esparza". Paralizar la competición hasta que las consecuencias del virus hubieran desaparecido o, al menos, se hubieran mitigado de forma mucho más tranquilizadora que en la actualidad, habría sido la solución ideal (alguna voces sensatas y entendidas en el tema abogaron por ello), pero entonces el dinero de las televisiones y de otros patrocinadores hubiera quedado en barbecho, lo que no convendría a quienes viven de una industria que ha convertido a la mayoría de los clubes en sociedades anónimas, arrancando de este modo a los socios el poder de decisión para entregárselo a quien ponga los euros. Lo que contribuye al inevitable desapego de los hinchas con el equipo de su tierra.

Por ello, es bueno que, de cuando en cuando, aparezca entre tanta literatura mercantil una persona como el presidente del Lealtad de Villaviciosa, Fran Cabal, quien, haciendo honor a su nombre, pronunció una palabras llenas de sensatez y buen juicio, tal como puede leerse en las páginas de este diario de hace unos días: "Había que suspender el Lealtad-Alcoyano. Lo primero es la salud". Cierto es que gestos así no son frecuentes (a pesar de las dificultades económicas que acarreará para el club este aplazamiento), pero, al menos, sirven para iluminar un tanto esta descarada representación en la que el dinero se ha convertido desde el inicio en el actor principal. Ojalá que el ejemplo se esparza también, y seamos capaces de entender que la salud es lo prioritario. Y que si después llegan los goles, que lo hagan en perfecto estado, no sea que cada vez queden menos aficionados en las gradas para aplaudirlos.

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