Al "repanchigarte" en cualquier terraza, aunque sea con la preceptiva distancia, y dado que los asturianos somos dados a hablar en voz alta quieras o no, resulta inevitable el escuchar lo que en ellas se cuece.
A la que me refiero, resulta grupo de cinco o seis personas habituales a diario en el mismo lugar. El debate comienza tras la visión en TV del grave problema que causan los "okupas", que parecen tener todos los derechos y ningún deber, amparados por leyes obsoletas que les protegen desamparando a los ciudadanos cumplidores. La conclusión no es otra que ¡mano dura!
Cada cual va desgranando el diverso tipo de molestias que sufre, y con pocos visos de solución. La reciente adecuación del horario del ocio nocturno les da a la mayoría un respiro en cuanto al descanso, pues existen muchas "zonas calientes" que no respetan nada y a nadie.
Los perros y sus "recados", aunque entienden que algo ha mejorado con personas más responsables, salen también a relucir, pero con la unanimidad de que no hay modo de erradicarlos de una vez, coinciden en palo y tentetieso en modo de sanción a sus dueños.
Algunos comentan el incordio de vecinos poco preparados para vivir en comunidad, que tal parecen bailaor@s de flamenco en pleno ensayo a cualquier hora con su taconeo antes de acudir al tablao.
Los vendedores callejeros con la megafonía a tope desde su vehículos en horas intempestivas, incluidos festivos, les afecta a la mayoría, así como existe consenso en demandar más limpieza en el concejo, con especial atención a los contenedores, que en esta época pueden ser importante foco de infección.
Como colofón lo remataron con que personas hay que no disciernen entre lo que es libertad y libertinaje, amén de nula educación.
Al final me fui dejándolos tan felices con sus exposiciones, y uno simplemente extrapola lo que escuchó? "cazado al vuelo".