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LA COLUMNA DEL LECTOR

Dependencia comprometida

Permítanme hacer un llamamiento urgente rogando a las autoridades municipales que recorran la villa de Mieres manteniendo su atención en las numerosas calles de esta gran ciudad donde las aceras parecen estar reñidas con las carreteras, unas muy altas las otras hundidas, un deterioro muy visible debido al paso de los años y a la circulación de vehículos por zonas peatonales donde los adoquines cambian su posición horizontal a casi vertical, el asfalto muestra su cara agrietada y la señalización desaparece, una jungla de cemento que no arropa a sus vecinos.

Muchos nos encontramos en la triste y desesperada situación de tener que trasladar a un ser querido en una silla de ruedas, un trajín diario de dificultosa maniobra por un laberinto de adoquines y hormigón quebrado donde muchas aceras presentan una vertiginosa inclinación que deja al borde del vuelco a una persona postrada en un incómodo sillón con ruedas, transformando un simple paseo en una tortuosa carrera de obstáculos al encontrarnos bordillos sin rebaje, jardines infranqueables, grandes grietas, numerosos baches, badenes, aceras y escalones altos, rejillas sin cubrir, zonas inaccesibles que navegando por un mar de adoquines de piedra intentan convertir una villa moderna en Vetusta, demasiadas barreras arquitectónicas interminables que frenan la calidad de vida y la autonomía de personas con discapacidad o dependientes.

Nunca pensamos que nos puede tocar empujar una silla de ruedas pero cuando la vida nos delega esta dolorosa situación sudamos la gota gorda cada vez que trasladamos a un familiar para que disfrute de ese ratito en el parque o de un paseo por la villa, complicándose aún mas la situación si quien empuja es una persona muy mayor sin apenas fuerza para maniobrar y levantar la silla. Nuestros mayores son protagonistas de una película que va mermando día a día su cuerpo a consecuencia de los continuos golpes sufridos e incluso caídas provocadas por desniveles demasiado rugosos y pronunciados que visten la ciudad. Por todo ello solicitamos a las autoridades municipales que realicen un estudio para hacerles la vida más cómoda a todas estas personas que en su día pasearon felizmente por las calles de la villa y que a día de hoy con gesto triste y aferradas contra su voluntad a una silla, tienen que ser paseadas. "Hablamos de la discapacidad de las personas pero también deberíamos hablar de la discapacidad del entorno, por favor facilitémosles las cosas a quienes nos lo dieron todo y dieron vida a la ciudad".

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