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DANDO LA LATA

Cuarenta años

El eterno e infructuoso debate sobre el futuro de Asturias

Cuando veo que aún se siguen celebrando conferencias sobre el futuro económico de Asturias no puedo evitar pensar en lo torpes que somos.

Llevamos cuarenta años -¡cuarenta!- dándole vueltas al tema y aún seguimos en el punto de partida, en la fase intelectual de averiguación de los puntos fuertes de esta tierra -si es que los tiene- sobre los que cimentar una economía post minero metalúrgica.

Cuatro décadas perdidas, en parte por indecisión, en parte por haber consentido que los manifiestamente incompetentes decidieran, largo tiempo en el que ha quedado de manifiesto la absoluta inoperancia del Estado y de los sucesivos gobiernos autonómicos.

Y el resultado, a la vista está: reuniones, charlas, conferencias y debates sobre el porvenir de la economía asturiana. Como hace cuarenta años. Y las bases sin establecer, el rumbo sin fijar, dando tumbos en la esperanza de que alguna vez suene la flauta y poco más.

Que en 2020 se pongan sobre la mesa, como grandes novedades, las posibilidades de la producción verde, la ecología como marca de calidad, el turismo de naturaleza y el negocio alimentario autóctono, como poco, sonroja. Que aún se esté reclamando que la era digital se implemente en cada rincón de esta tierra, desespera. Y al escuchar, cuarenta años después, que ya es hora de sustituir el carbón y el hierro por otras fuentes de riqueza, dan ganas de hacer el hatillo y largarse.

Vamos muy tarde y cada día nos atrasamos más. Se estudiaron las decisiones e iniciativas tomadas en otras regiones europeas sometidas a procesos de reconversión industrial y fuimos incapaces de aprender para adaptar esas experiencias a nuestro entorno. Ni siquiera supimos imitar. Y, desde hace cuarenta años, como el viajero que no sabe adónde quiere ir, permanecemos en el andén, al pie de una vía por la que cada vez pasan menos trenes.

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