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Arte

Una exposición colectiva renovable

Una muestra por el aniversario de la galería Aurora Vigil Escalera combinará durante dos meses obra de lo expuesto el pasado año y de lo que se verá en el actual

Muestra en la galería Aurora Vigil Escalera.

No hace tanto tiempo como se podría pensar, las exposiciones colectivas de Navidad ocupaban un buen número de las galerías de arte asturianas. Algunas de estas muestras eran proyectos artísticamente coherentes y conceptualmente unificados, aunque en su mayoría se limitaban a exponer una heterogénea colección de pinturas y esculturas (en ocasiones utilizando el eufemismo de "artistas de la galería" como coartada) que aún cuando tenían algo de batiburrillo ferial, resultaban divertidas y sobre todo comercialmente convenientes para equilibrar los presupuestos de las galerías, cosa siempre difícil. Claro que eran tiempos en los que la atonía que nos invade en todos los aspectos y en todas las instancias relacionadas con el arte plástico, y no digamos ya en la vertiente comercial, aún no habían tomado carta de naturaleza. Uno de los más claros síntomas de que una sociedad está perdiendo a costumbre del arte es perder la costumbre de ver y comprar arte, ni siquiera por aquello de la elegancia social del regalo. Las colectivas son ya hoy un reducto benéfico.

Por eso llama la atención la exposición colectiva que acaba de inaugurar una de las galerías más conocidas de Asturias, que llega además con un planteamiento atípico, ya que celebra un doble aniversario y se anuncia como renovable. Aurora Vigil Escalera conmemora con esta "30+2. Exposición Aniversario", los treinta años de la anterior galería familiar, Van Dyck, y los que cumple ahora la que actualmente lleva su nombre. Una exposición que también será de "artistas de la galería", con la particularidad de que estará integrada tanto por artistas que expusieron el pasado año como por los que lo harán en el presente, resumen y adelanto que dará lugar a la renovación de la obra expuesta a lo largo de su duración que será de dos meses.

Algo rebuscado y como traído por los pelos resulta todo esto pero, independientemente de suponer un intento de estimular el mortecino mercado artístico, al final el éxito de la iniciativa lo decidirá el nivel de calidad de la selección y también el buen gusto y la armónica relación entre sus piezas en exposición, porque en casos como este eso que se llama "colgar", aunque incluya escultura de peana, tiene mucho que decir. De que se acierte en la elección y en la instalación depende la diferencia entre una mezcolanza de obras no siempre afortunadas o un sugestivo espectáculo de arte. Contemplar por ejemplo una pieza de las patinadas oscuridades de Matarranz iluminada por la cercanía de las exquisitas claridades de la obra de Pablo Armesto puede ser parte de ese espectáculo. Y a partir de ahí, encuentros, o desencuentros entre Gordillo, Genovés, Herminio Guinovart, Farreras, Lisardo, Canogar, Macarrón, Isabel Muñoz, Carlos Albert... En dos meses lo veremos.

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