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XUAN XOSÉ SÁNCHEZ VICENTE | Escritor y político

"En Asturias hay desprecio, que es una forma de cainismo"

"La poesía no ha sido un refugio de los sinsabores de la vida pública y me he sentido satisfecho con cada una de mis etapas poéticas"

Xuan Xosé Sánchez Vicente. MARCOS LEÓN

El escritor, político y profesor Xuan Xosé Sánchez Vicente (Gijón, 1949) presenta hoy (19.30, Antiguo Instituto Jovellanos) Propia xera , libro en el que réúne la poesía que ha escrito desde 1974. El autor repasa en esta entrevista esa trayectoria y su engarce en la literatura asturiana contemporánea.

- Reúne en "Propia xera" casi cuatro décadas y media de la labor poética. ¿Qué lugar ocupa la poesía en el conjunto de sus variados intereses?

-Dentro de lo literario, es aquello de lo que más seguro estoy. El teatro está ahí, pero sólo se vieron una o dos representaciones del Pelayo.

-Me refería también a la política...

-Ya, ya, pero ahí no quiero responder. Más que nada porque no sé la respuesta. Estoy satisfecho de lo que he hecho en política, aunque el resultado pueda ser limitado, y entre ideas, propuestas y consecuciones haya un éxito.

-¿La poesía como refugio de los sinsabores de la vida pública?

-No. He escrito una cierta poesía, además, que tiene un tono, digamos, triunfante. Es cierto que, con el tiempo, las cosas se ven de otra forma, pero es consecuencia de la declinación vital. Me he sentido siempre satisfecho de cada momento poético.

-¿Siente que ese protagonismo político ha difuminado su trabajo como escritor?

-Creo que no. Hay una razón sencilla: vivimos en Asturias. Y aquí todo lo que haga el vecino... Primero, llega muy mal la información; segundo, lo que apreciamos es lo que se hace fuera: sólo hay que ver las colas en la Semana Negra con los autores que no son de aquí.

- ¿Hay cainismo en Asturias?

-Hombre, creo que sí. Hay desconocimiento, envidia y, más bien, desprecio: "Si ése está todos los días conmigo en el chigre". Es una forma de cainismo.

- ¿Cómo ha compaginado esa tan amplia labor literaria con la absorbente dedicación política?

-Lo he hecho todo con cierta tranquilidad. Es verdad que, cuando estoy con un libro, me siento a ello; cuando toca, busco tiempo.

- Hay una coincidencia en destacar la variedad de sus regsitros formales: del soneto al romance o el caligrama... Algo que, quizás, pasó desapercibido en el momento de la publicación de los distintos libros...

-Eso es verdad. Uno tiene muchas tendencias propias e influencias ajenas. A veces se me acusaba de no hacer libros unitarios, pero a mí eso me parece un peñazo para el lector. He preferido las formas y temas variados.

- Sí, pero quizás perjudicó la recepción de su poesía por parte de las generaciones de poetas más jóvenes.

-Es posible, al ser más difícil que te clasifiquen. Hay una variable más: los nuevos escritores asturianos suelen incorporar muy poco de la tradición propia. En el último congreso de escritores de Villaviciosa, pregunté si leían a los clásicos y fue como si cayera allí un marciano. Nadie mira hacia atrás. Y luego está la querencia de ser muy austríaco, muy francés o muy portugués.

- Algo que usted sí ha hecho: leer a fondo lo poco o mucho de la tradición literaria asturiana.

-Sí. Y, además, dialogo en muchos poemas con esos escritores. Lo que ocurre que aquí (en Asturias) la gente parte de su cero; somos un pueblo un poco adanista y, como mucho, internacionalista.

- Publica en 1980 "Camín de señardaes". Releído con perspectiva, me parece un libro importante.

-También está la falta de crítica. Se dice, y ahí se acabó, que los poetas del arranque del Surdimientu somos todos sociales. Sin embargo, cualquiera que abriera "Camín de señardaes" ya no podía seguir con ese tópico.

-¿Y qué lugar cree que ocupa ese libro en la poesía de la primera generación del Surdimientu?

-Ofrece mucha variedad formal y deshace ese tópico al que nos referimos. Enlaza, por ejemplo, con la lírica tradicional y hay poesía metafísica, además de la política o social.

-Curiosamente, en el siguiente libro, "Poemes de Xixón", hay mucha más poesía social.

-Hay un transfondo político, sobre el entorno. Es una poesía social ligada a lo propio, a Xixón. Ahora, no hay voluntad de enlazar con lo que hacían otros. Es un libro de aquel momento.

-A mí me parece que ahí da un paso estético atrás si se compara con "Camín de señardaes"...

-Puede ser, aunque hay también una serie popularista.

-Siguen "De reidores costes" y "...Y de llastientes picos". Dos libros fundamentales. Ahí hace ya otras cosas.

-Creo que son un salto adelante. Estoy satisfecho, por ejemplo, con la serie "Poemes del cuerpu y del amor". Y están los fragmentos que remiten a la Odisea. Y en "As de corazones/es/y es," el libro siguente, hay un rescate del romance, siguiendo a algunos autores de la Generación del 27. Curiosamente, no hubo ni una sola mención positiva hacia esos textos.

-Antón García habla de usted como de un poeta neobarroco.

-No sé muy bien lo que quiere decir. Creo que el término no describe exactamente mi poesía.

-¿Qué poetas tiene como referencia?

-Muchos. He sido un gran memorizador de lo que me gusta: Lope, Quevedo, Góngora, Lorca, cierto Neruda, el Alberti de la primera etapa, Hierro... Jovellanos y Meléndez Valdés, no.

- Tardó quince años en publicar "De les hores y les memories". ¿Por qué?

-Resultado de mi forma de trabajar: arranco sin nada. Pudo influir también la decepción por esa escasa recepción. Es un libro de cierta maduración y el camino por el que, seguramente, segurirá mi poesía: la "seronda" de la vida.

- ¿Imaginaban en 1974, cuando fundan Conceyu Bable, un movimiento del alcance literario del Surdimientu?

-El futuro fue quizás decepcionante en lo político y en lo lingüístico. Ahora bien, el campo literario ha sido absolutamente sorprendente, gratificante. Para mí el Surdimientu acaba en 1982, después hay que hablar de otra cosa.

-¿La cooficilidad del asturiano está más cerca por los cambios en la FSA?

-Es una buena noticia, pero tengo mis dudas porque creo que se pondrán impedimentos desde Madrid. En el núcleo duro del Estado no quieren más barullos.

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