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Arte

La luz y el exotismo de Fortuny

La excepcional muestra del pintor en el Prado

Una de las obras de Fortuny en la muestra del Museo del Prado.

La corta vida de Mariano Fortuny y Marsal fue un viaje continuo, una fuga constante de todo lo que oliese a rutina. No quería sombras ni realidad, sólo la fantasía y el exotismo de las culturas extrañas. Ese viaje perpetuo es el hilo conductor de la excepcional exposición del Museo del Prado, comisariada por el asturiano Javier Barón, la primera exposición retrospectiva dedicada a un pintor valle entre dos montañas: Goya y Sorolla.

Mariano Fortuny (1838-1874) fue artista precoz que vio materializado su sueño de artista cuando en 1860, al estallar la guerra de Marruecos, consigue que la Diputación de Barcelona lo envíe a ese escenario como cronista gráfico de la actividad bélica de los soldados catalanes. Marruecos transforma radicalmente su forma de pintar. A su regreso a Roma, su nuevo estilo causa furor y entra a formar parte de la nómina del marchante Adolphe Goupil, una Marlborough de entonces, que convierte a Fortuny en el artista español con mayor presencia internacional en el último tercio del siglo XX.

De las 170 pinturas que se muestran en el Prado, solo treinta proceden de la colección del museo. De ahí la importancia de esta exposición temporal -la más cara en traslado de obra- que pone en evidencia el fervor coleccionista que desató en EE UU, Francia, Italia o Inglaterra. De los siete grandes museos del mundo, sólo la National Gallery de Londres no tiene obra de Fortuny.

Es una ocasión única para contemplar la acuarela "Camellos en reposo"(de 1865, en el MET neoyorquino), "Herrador marroquí"(1863,Colección particular), "Fantasía árabe"( de 1867, en The Walter Art Museum de Baltimore), "El grabado del Anacoreta"(1869, Museo del Prado), una copia del Marte de Velázquez(1867,en el Museo de Historia de Friburgo), "Vendedora de verduras en Granada" ( de 1872, en la Colección Vida Muñoz), la acuarela "Fumador de Opio"(1869, en el Hermitage de San Petersburgo), la acuarela "El malandrín" (1869, en The Walter Art Museum de Baltimore), "Jefe Árabe" (1870, en The Art Institute of Chicago), la espectacular acuarela del "Vendedor de tapices" (1870, Museo de Montserrat), "Tribunal de la Alhambra"(1871, en la Fundación Gala-Dalí) y "Árabe apoyado en un tapiz" (1873, en National Collection of Qatar, en Doha)

El dominio de la acuarela, de la que fue su gran impulsor y en la pintura al óleo, su técnica precisa, colorista y brillante permitieron a Fortuny una nueva aproximación al natural, especialmente en la captación de la luz, la que ahora nos ilumina desde las salas del museo del Prado.

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