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Periodismo y terrorismo

Los vuelos de la muerte y sus derivaciones

Los vuelos de la muerte durante la dictadura argentina.

Elsa Osorio es una novelista y ensayista argentina, ganadora del Premio Amnesty International y del Premio Roma y finalista del Premio Femina francés con su novela A veinte años, Luz, publicada en 1998 y traducida a más de veinte idiomas. En Doble fondo, su última novela, aborda una época terrible de la historia de Argentina, con, entre otras atrocidades, los vuelos de la muerte. Si bien los personajes principales son ficticios, el trasfondo histórico está documentado, con nombres, hechos y fechas reales.

La propia Osorio reconoce en una entrevista radiofónica que no le resultó grato escribir sobre tal tema, ni a algunos de sus compatriotas que rememorara el horror, pero que es necesario que la gente joven argentina conozca su pasado inmediato y sepa de donde procede.

La obra es un cruce entre el pasado y el presente, entre lo que es ya historia y el proceso de investigación policiaca. Está escrita a tres bandas. La primera se remonta a 1978, año en que Argentina busca redimir su dictadura con el Mundial de fútbol, y narra las actividades de las autoridades políticas argentinas ubicadas en París para contrarrestar las voces en contra de los exiliados en Europa y de los europeos que simpatizan con ellos. En capítulos intermitentes seguimos el proceso de investigación de 2004, en que una joven periodista francesa, que acaba de conocer los vuelos de la muerte, relaciona un aparente suicidio en su pequeña ciudad costera con tal forma de asesinato y decide emplearse a fondo para descubrir al asesino.

Pero el eje de la narración son una madre y su hijo, perfectamente evocados en la portada de TusQuets: la madre, secuestrada y torturada en la Escuela de Mecánica de la Armada (la ESMA), le escribe una larga carta de explicación al hijo e intercambia con él algunos emails. Esta parte aparece en cursiva y también intercalada de manera fragmentada entre las otras dos narraciones; de tal manera que quienes leemos sabemos siempre un poco más que la periodista y su equipo de investigadores, pero tampoco lo sabemos todo, por eso seguimos la trama con el interés de una novela policiaca.

Si bien la novela comienza con la aparición en una playa francesa del cadáver de una médica local muy querida, muy pronto nos damos cuenta de que ya no nos preocupa quién la mató ni por qué, sino que nos dejamos llevar por el entusiasmo de la periodista y el horror que siente ante sus descubrimientos, y por los sentimientos de los personajes que aparecen en la narración de 1978. Un valor añadido de la novela es que nos hace comprender incluso al personaje más abyecto, que está enamorado de la madre de la historia, y que, carente de toda empatía, sufre el abandono de quien él ya había presentado a su madre como la "mujer de su vida".

El hijo es otro personaje interesante, si bien apenas aparece en la novela con su propia voz. Envuelto en el silencio social e ignorante de las atrocidades de la dictadura, crece con una gran inestabilidad emocional, odiando a su madre por haberle abandonado y rehuyendo toda explicación, proveniente de la periodista francesa y su entorno, que le obligue a revisar el rechazo que siente hacia su progenitora.

Osorio quiere dejar constancia de una época, quiere que se conozca y que se hable de ella, y que los jóvenes argentinos no cierren los ojos ni los oídos a estos testimonios, para que no haya lugar a que se repitan tales hechos nunca más.

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