Los bolcheviques establecieron su primer Gulag en las islas Solovetsky, en el mar Blanco. Allí se encontraba el campo de Solovki y a él llegó, hacia 1930, Yevguenia Yaroslávskaia-Markón, de 28 años, esposa del poeta Aleksandr Yaroslavski. Nacida en una familia judía de la burguesía moscovita, se había apasionado por la política y el bullicio artístico en los años de la Revolución, había estudiado Filosofía y se había convertido en una peculiar disidente anarquista con fuerte inclinación al robo. Mientras esperaba en Solovki la ejecución de su condena a muerte, escribió la apasionada autobiografía que da cuerpo a Insumisa. Un volumen emanado de una personalidad extrema, que hace reflexionar sobre ribazos poco transitados de la mente y defiende la delincuencia como único instrumento revolucionario. Un revelador epílogo de la descubridora del manuscrito ayuda a situar con precisión el fogonazo.