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La última locura de Eloy Urroz

El escritor mexicano, fiel al linaje cervantino, da al género negro una vuelta de tuerca con Demencia

La literatura que nos viene desde hace años de México tiene en Eloy Urroz (Nueva York, 1967) uno de sus nombres imprescindibles. Publicada en 2016 en el país azteca, llega ahora al lector español, bajo el sello también de Alfaguara, la última novela de un autor gozosamente inserto en la genealogía cervantina. Demencia vuelve a demostrar la capacidad de este escritor para la reinvención de los géneros y para el acercamiento a la realidad como si ésta fuera una extraña caja de resonancias en la que se escuchan los sueños y el deseo, los materiales nocturnos y los descabalamientos cotidianos, la locura y sus asechanzas.

Encuadrado junto a Jorge Volpi, Ignacio Padilla, Pedro Ángel Palou, Vicente Herrasti y Ricardo Chávez en la llamada generación del "Crack" (un intento de volver a las intenciones de la mejor novelística del "boom" latinoamericano y una recusación de las fórmulas repetidas hasta la saciedad a través, por ejemplo, del "realismo mágico"), Eloy Urroz ofrece en su novena novela, bajo las hechuras de un "thriller" psicológico, una trepidante (en el sentido de intensa y ágil) vuelta de tuerca a las acostumbradas imaginaciones que solemos leer bajo la etiqueta de novela negra. En Demencia hay un inteligente sacudimiento del género policiaco; es, por tanto, uno de esos brotes que le salen de vez en cuando a la tradición que arranca del Quijote.

El autor de Las rémoras, La familia interrumpida o La mujer del novelista, se sirve de sucesivos narradores -en diecinueve eléctricos capítulos- para relatar el desquiciamiento de Fabián Alfaro, brillante músico a quien han contratado para tocar junto a la pianista Daniela tres sonatas de Beethoven. Una novela coral, pero en la que la voz protagonista es la de un Fabián del que tira la esquizofrenia hasta el sorprendente y perturbador desenlace.

Si William Faulkner llegó a dar voz a un idiota, Benjy, en El ruido y la furia, Eloy Urroz deja por su lado que el discurso de la locura se entremezcle con el de las historias cotidianas hasta forjar una plausible metáfora de lo que podrían ser también algunos aspectos de la vida mexicana y de la de su capital federal. Dos misteriosos asesinatos, tres amigos, dos pianistas medio hermanas, tres hermanas enamoradas del mismo tipo, policías torturadores desdoblados en delincuentes, un parque siniestro, un buen padre de familia que abandona el hogar para convertirse en jovial travesti y otro de "bigotito ralo... El autor se sirve de los más variados materiales para componer "un híbrido a caballo entre Lynch y Buñuel, un relato de nocturnidad", como dice Nestor, escritor y amigo de Fabián, en uno de sus parlamentos. Eloy Urroz, dueño de una afinada técnica para la composición de la arquitectura del relato y de un extraordinario oído para que los diálogos suenen verdaderos, lleva al lector de Demencia hasta los laberintos de la pérdida de la cordura. Y lo hace desde la tersura de una prosa que evita los trucos y rigideces tan fatigados por tantos clonados cultivadores del género negro.

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