La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ensayo

A vueltas con la Historia de España

El relato interpretativo de Josep M. Colomer de la realidad actual

Josep M. Colomer.

En Historia como sistema, Ortega y Gasset escribió que "para comprender algo humano, personal o colectivo, es preciso contar una historia. Este hombre, esta nación hace tal cosa y es así porque antes hizo tal otra y fue de tal otro modo". Pues bien, el libro de Josep M. Colomer, un politólogo español con prestigio internacional, es un relato. O, dicho en sus mismas palabras, un ensayo interpretativo de la realidad actual de España. El libro es el desarrollo argumentado de una idea que se expone en su desnuda sencillez en la introducción, cual es que la frustración de España a la que alude el título se deriva de "haber pretendido ser el imperio más grande y poderoso, un estado moderno eficiente, una nación orgullosa y una democracia ejemplar, y haber quedado lejos de lograr plenamente estos objetivos". El país se propuso forjar un vasto imperio sin tener un estado fuerte y bien organizado. Esta carencia, subsanada al cabo de mucho tiempo solo en parte, explica según Colomer toda nuestra historia moderna, desde la influencia de la iglesia católica o la intervención del ejército en la política hasta la corrupción consuetudinaria o la imposibilidad de crear una nación sólida y cohesionada. Puestos a señalar fechas, España hipotecó su futuro hasta hoy en 1492, cuando se embarcó en la aventura imperial sin estar preparada para ello. Y sus aspiraciones se vieron truncadas de nuevo en 1923, con la dictadura de Primo de Rivera, que malogró bruscamente la evolución del sistema político de la Restauración hacia una democracia auténtica e hizo caer a la sociedad española en un profundo agujero de miseria y despotismo.

En el relato de Colomer, la historia de España avanza de forma desordenada, poco reflexiva, enzarzándose en conflictos frecuentes dentro y fuera, al margen de la pauta seguida con un resultado excelente por otros países. De ahí el fracaso. La turbulenta y contradictoria historia de España arranca con mal pie en el siglo XV y zozobra a mediados del siglo XX. La sociedad española permanece moribunda durante una larga posguerra, que recorre ensimismada en su soledad, entre la nostalgia de un pasado ficticio y una dura sensación de derrota.

A la muerte de Franco parece presentarse una nueva oportunidad, pero la debacle de 2008 pone al descubierto la mediocridad de nuestra democracia que, además, paradójicamente, con el impulso que da al proceso de integración europea y a las corrientes centrífugas de los nacionalismos periféricos debilita el sentimiento nacional español. En este punto, cierto fatalismo se apodera del discurso de Colomer. Definitivamente, España no llegará a la cita con las sociedades dotadas de una organización política más estable y eficiente. Durante siglos España estuvo hipotecada por los desastres del imperio y ahora, que la democracia parecía poner a nuestro alcance el objetivo, los factores que harán imposible para siempre la existencia de un estado español fuerte y moderno, capaz de imponer, como lo consiguieron otros estados europeos, una identidad nacional compacta e inclusiva, son, por un lado, la pérdida de soberanía a manos de la Unión Europea y, por el otro, las demandas crecientes para fragmentar el poder territorial en el interior. España, en el relato de Colomer, es un país del que cabe destacar en comparación con otros situados más al norte rasgos nada virtuosos, como una actitud en general poco responsable con el interés común, que ha estado un tanto perdido en la historia, actuando a destiempo en los momentos decisivos, y que, en conclusión, arroja el balance de una enorme frustración.

El lector puede sentirse tentado a ver en el ensayo de Colomer concomitancias con los propagandistas de la leyenda negra, o una misma postura apenada que en los filósofos que siguieron la estela de la generación del 98, o un nuevo asalto desde Cataluña, este más sutil y sibilino, a la fortaleza de España. Si se deja llevar por ese camino, el lector perderá una ocasión única para entablar una buena conversación, que se echa mucho de menos, sobre los mayores problemas que tiene planteados la sociedad española. Colomer acude al encuentro haciéndose acompañar por los mejores intérpretes de la historia española, empezando por Juan José Linz, de cuyo trabajo Tradición y modernidad en España, lleno de observaciones lucidísimas, recibe una inspiración directa. Aporta una información empírica cuidadosamente seleccionada que ilustra a la perfección sus argumentos, y su prosa clara y austera, habitual en todos sus textos, manuales, monografías y artículos de prensa, convierte la lectura en un plácido entretenimiento.

Cualquier lector puede abrir el debate con solo formular preguntas. Aquí van algunas. En nuestra historia reciente, ¿aspiramos los españoles a ser los números uno del mundo? Entonces, ¿puede considerarse un fracaso que nuestra economía y nuestra democracia nos sitúen de manera invariable entre los quince o veinte países más avanzados? A pesar de todos los desaciertos expuestos por Colomer, ¿cómo lo hemos conseguido? ¿Es España, como estado frustrado, no fallido, matiz subrayado por el autor, un caso sin remedio? En fin, ¿qué estado puede acreditar una trayectoria histórica impecable? Aunque en las páginas del libro a veces se deja notar la presencia de una maldición histórica que habría truncado irremisiblemente las aspiraciones de la sociedad española, Colomer no recurre en su discurso a esencias y caracteres nacionales estereotipados, sino que esgrime datos y argumentos serios. Por eso resulta tan estimulante su libro.

Compartir el artículo

stats