El arte contemporáneo ha sido siempre una sucesión de tendencias y rupturas con el arte anterior, como también sucede y cada vez más aceleradamente con la realidad del mundo que refleja. Como consecuencia sus límites están en continua expansión y su historia se construye cada vez en mayor medida con la aportación de otras disciplinas y la puesta en valor de las experiencias de nuevas generaciones. Esta dinámica precisa también que las galerías, elemento fundamental en la divulgación, conocimiento y también supervivencia del arte, se adapten a ese fenómeno social y cultural. Cómo se muestra una obra de arte y cómo se informa sobre ella condicionan la recepción por parte del espectador, y con ello el éxito de la exposición. el artista y el galerista. Muchas galerías cierran demasiado pronto en estos tiempos difíciles, en algunos casos porque sus responsables no saben gran cosa sobre arte pero también porque creen que el espectador tiene que saber tanto como ellos, sobre el arte y sus artistas, y no se molestan en ayudarle con información suficiente a leer el relato artístico que le ofrecen.

Hablando de galerías, conviene señalar por otra parte la necesaria evolución en la adopción de nuevas prácticas expositivas, como sucede con el ejemplo reciente del Estudio Pablo de Lillo, en la calle General Zuvillaga, 12 de Oviedo, un único espacio diáfano y dilatado en el que conviven la enseñanza del arte y la presentación de exposiciones. Situada su entrada a pie de calle en la planta baja, según la hora se puede ver al fondo la figura del maestro, absorto, inclinado sobre las mesas bajas donde trabajan los niños. Supongo que también habrá clases para adultos y no sé cómo se compaginan horarios y relaciones, pero seguro que para todos será buena cosa la convivencia con artistas y aficionados al arte.

Espero que la enseñanza del arte no suponga un alejamiento de Pablo de Lillo de los trabajos creativos, porque es uno de los artistas asturianos mejor dotados y mejor formados para ello, tanto en el dominio de los elementos plásticos, también en tendencias figurativas, como en prácticas artísticas de rigor racionalista y analítico, diseño e inspiración Bauhaus por ejemplo, proyecciones constructivas o planteamientos conceptual-minimalistas. Pocas exposiciones pero muy interesantes y luego relaciones y contactos en medios artísticos centro europeos, que pueden estar en el origen de la exposición actual de su Estudio.

Lo digo porque el artista de mayor relieve de esta muestra colectiva, Julio Rondo (Sotrondio, 1952) ha realizado una destacada carrera, con proyección internacional, en Alemania, donde expone en las mejores galerías de Berlín, Múnich y Colonia y también expone su compañera en Berlín, destacada ilustradora y pintora aunque aquí la representa una fotografía y el resto Andrea de la Rubia (Gijón, 1988), Edu Carrillo (Santander, 1995) y Manu García (Oviedo, 1994), son jóvenes creadores de una obra que refleja un compartido gusto por un mundo pictórico expresionistamente calidoscópico, libre, subjetivo y rebelde que, sin enfatizar el estilo, tiende a considerar la pintura como temario irónico o provocación y contextualizadora de temas como la música, las modas, la tecnología..., y a la utilización de medios mixtos, dibujo, collage, fotografía, textos, textiles... con derecho al kitsch. Y eso me suena a caldo de cultivo alemán después de los neoexpresionismos, a los grupos de Colonia o Hamburgo, pero esto daría para hablar muy largo. Diremos que “Rica pulpa”, el título de la muestra, se refiere a un tema musical de Miguelito Valdés y la orquesta Machito y sus afrocubanos, a mediados del pasado siglo, que alude a la presión del fruto, sea para acompañar al ron o al ritmo identitario, aunque en este caso se refiere a la pasta vegetal origen del papel que es el soporte de la muestra. Trabajosamente elaborado, pero no vienen mal conceptos de exposición y pintura extendidos.