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Barrow, en Alaska, ya ha visto al Ártico tragarse tres islas próximas

En Alaska se encuentra Barrow, la localidad más septentrional de Estados Unidos, que ya ha visto al Ártico tragarse tres islas próximas. El mar avanza y, sin barreras de hielos, se forman olas gigantes que destruyen la línea costera. Alaska ilustra, además, el impacto del deshielo en el permafrost, la masa de sedimentos orgánicos congelados en la última glaciación, que ocupa el 20% de la superficie ártica, con capas de hasta dos kilómetros en Siberia. El permafrost se está convirtiendo en una papilla que, al descomponerse, libera grandes cantidades de CO2 y metano, los gases con mayor efecto invernadero.

Rusia, con 6.000 kilómetros de costa ártica, representa la contaminación extrema y la máxima presión geopolítica, ya que concibe el Ártico como su "mare nostrum" y está dispuesta a ser la única superpotencia regional de la mano de una poderosa flota nuclear. Su supremacía es allí total sobre EE UU, que no se tomó en serio el desafío hasta la llegada de Obama. La colonización de Siberia a través del Gulag, asociado desde el origen a la minería y a la urbanización, ha contaminado áreas inmensas. De refuerzo, las sanciones por la crisis de Crimea han impulsado la extracción de petróleo y gas, con grave daño medioambiental, y han dejado sin pastos a los renos, de los que dependen cien mil inuit.

En cuanto a Islandia, es el mejor exponente de la "fiebre ártica". De tradición atlántica, le ha dado la espalda al sur y se ha casado con el norte. Tras la crisis que la llevó a la bancarrota en 2008, su economía se ha repuesto gracias a la pesca, favorecida por el desplazamiento boreal de especies como la caballa a raíz del calentamiento de las aguas. También ha vivido una eclosión del exótico turismo de los hielos, una fantasmagórica invasión de cruceros que en 2017 llevó 2,3 millones de visitantes a una isla de 300.000 habitantes. El proyecto de superpuerto de Finnafjord en lo que era una aldea de 300 habitantes habla, por su parte, de una clave de la revolución ártica: las nuevas rutas de transporte. La del Norte, que enlaza el Pacífico con el Atlántico por la costa rusa, y la Transpolar, aún más corta, que une el Pacífico con Islandia.

Canadá es, en fin, junto a Groenlandia el mejor exponente del precio que están pagando los inuit por su inmersión acelerada en el siglo XXI. Son la población con la mayor tasa mundial de suicidio, alentados por la práctica ancestral con la que su comunidad se deshacía de viejos e inválidos. Un groenlandés le confía el motivo al autor de Ártico: "Es la globalización, créame. Nos sentimos atraídos por estos grandes cambios que van llegando, tratamos de formar parte de ellos, pero la verdad es que somos incompatibles". Palabra de inuit. Aviso de la gente del Gran Norte.

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