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Música

Conservatorio del Nalón

Un nuevo capítulo de la degradación de la cultura educativa musical en Asturias

En las últimas décadas de siglo XX Asturias consiguió, por fin, consolidar una red, un tejido educativo, en torno a la música equiparable a los países desarrollados de nuestro entorno: escuelas de música y conservatorios profesionales comenzaron a trabajar en toda la región, nutriendo de alumnos al Conservatorio Superior con sede en Oviedo.

Uno de los centros más inquietos y de mayor proyección ha sido y es, sin duda, el Conservatorio del Nalón que, desde su creación en 1983, ha formado a miles y miles de alumnos, propiciando, asimismo, la eclosión del talento. Sólo hay que ver cómo muchos de los antiguos alumnos hoy tienen en la música una actividad profesional e, incluso, estrellas como los hermanos Zapico y el grupo Forma Antiqva son unos de los grandes embajadores culturales de Asturias a nivel internacional. Además, el centro ha sabido tejer actividades internas de gran proyección como el Coro de Voces Blancas y otras iniciativas que le han dotado de una personalidad marcada y han generado enorme atractivo hacia el trabajo musical que se viene desarrollando en las Cuencas Mineras. El principal activo del centro es un equipo docente de primera división, entusiasta y comprometido con la educación musical en una zona que la reconversión y la crisis ha dejado con una atonía cultural absoluta que, en el ámbito musical, de no ser por el conservatorio podríamos calificar sin rubor de tercermundista.

Todo el trabajo de décadas se puede venir abajo en un segundo. La miopía política de los alcaldes que conforman la Mancomunidad de la que el centro depende ha llevado a un choque total con la Consejería de Educación y Cultura y a interponer un juicio con el fin de que la Consejería con el fin de que ésta se haga cargo de un centro al que ya contribuye a su financiación pero cuya titularidad está en manos de los ayuntamientos de los valles mineros.

El juicio es un despropósito mayúsculo. Sus consecuencias pueden ser letales y eso lo saben esos alcaldes incapaces de ejercer su función de negociar para construir. Prefieren derruir lo que tanto tiempo ha llevado cimentar. Los procesos educativos y culturales deben forjarse a largo plazo y requieren amplitud de miras y generosidad en la concepción de proyectos que no son para una legislatura sino que han de tener alcance amplio. De este modo, el escenario más probable es que un juez dictamine que la consejería no tiene porqué estar obligada a asumir el centro y que éste colapse y se deje a cientos de alumnos sin su derecho a recibir estudios musicales y a la plantilla en la calle. Un equipo docente al que, por cierto, no le tocó en una rifa su puesto de trabajo -algo habitual en las asesorías políticas y en las mamandurrias partidarias- sino que se lo han ganado por una oposición reglada.

Los políticos asturianos están convirtiendo esta región en un páramo cutre e inhóspito. Culturamente se está perdiendo pie desde hace tiempo. No hay forma de sacar adelante proyectos regionales con implicación de varias instituciones. Es un despropósito que perjudica a una ciudadanía que cada vez ve más vedado su acceso constitucional a la cultura mientas los políticos se enfrascan en su mediocridad y fango. ¿Cómo es posible que Consejería de Educación y Mancomunidad del Nalón no agoten todos los cauces posibles de negociación? ¿Cómo se puede jugar con tanta frivolidad con puestos de trabajo y con la educación de los jóvenes? Esos alcaldes ¿se han parado dos minutos a pensar que el Conservatorio del Nalón es uno de los escasísimos recursos culturales-educativos que quedan en la zona? Y no me valen declaraciones grandilocuentes y huecas. Aquí ya sólo valen los hechos y que se retraten. Y más aún en vísperas de unas elecciones municipales. Está bien que los ciudadanos aprecien como sus alcaldes lejos de defender lo suyo se enfrascan en una aventura incierta de plausibles fatales consecuencias. Las cantidades de los presupuestos que aportan los ayuntamientos publicadas en prensa son absolutamente ridículas para el volumen global de las entidades locales. Es bochornoso que este proceso haya llegado a semejante situación y lo mejor que podrían hacer,sin la menor demora, es aparcar de inmediato la vía judicial y sentarse con la Consejería a resolver el problema. O lo que es lo mismo, hacer política. Algo que claramente les queda muy grande. Y si no están preparados para ganarse un sueldo que se paga con nuestros impuestos, lo mejor es que se vayan a su casa y se dediquen al cultivo de la patata o del brócoli en sus horas libres.

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