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La Brújula

Teste: aventuras intelectuales de un espíritu puro

Valéry le dio las primeras pinceladas a su Monsieur Teste en 1896, cuando apenas tenía 25 años. Fue durante una estancia londinense en la que, mucho antes de publicar sus primeros poemas, sentó en dos obras las bases de una estética anclada en el intelecto puro: Introducción al método de Leonardo da Vinci y La velada con Monsieur Teste. Con los años, Teste creció hasta alcanzar en 1926 una altura de unas cien páginas. A la velada se sumaron una carta de su esposa, anotaciones en un cuaderno de bitácora, la misiva de un amigo y otros pequeños textos que, con multiplicidad de puntos de vista, reflejan a un despojado asceta cuya única obsesión, cartesiana, es afinar los métodos para que su pensamiento, despojado de lastres sensibles, alcance la máxima precisión. Teste es así más discurso que hombre y, desde la primera frase de sus aventuras mentales, advierte a los incautos: "La estupidez no es mi fuerte".

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