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Ocurrió en Argentina en 1977, pero acecha en las bocacalles

Como este año, el Viernes Santo de 1977 cayó en abril, aunque lo hizo un poco antes, el día 7. Para entonces los militares argentinos llevaban un año usurpando el poder y la joven Gisela Tenenbaum había completado veintidós vueltas al sol. Nunca cerraría la vigésimotercera, porque sus pasos en la Tierra se detuvieron esa jornada conmemorativa de la muerte de Cristo. En realidad, la vida de Gisela estuvo marcada por una maligna ironía: era descendiente de judíos austriacos huidos del nazismo y el final le llegó en forma de balas disparadas por los sicarios de otra dictadura fascista. El austriaco Erich Hackl (1954), que en El lado vacío del corazón ya asombró con su capacidad para desgranar microhistorias, ha reconstruido la vida y últimos días de Gisela Tenenbaum en Como si un ángel. Mirada lúcida, prosa dúctil y registro largo para resucitar una historia que más que homenaje es advertencia. Y muy seria.

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