Ben Clark (Ibiza, 1984) firma un admirable "Armisticio (2008-2018)" que acoge poemas de dos libros, "Memoría" (sic) y "La mezcla confusa", acompañados por otros que vieron la luz en obras colectivas, fanzines y revistas. Y entre los que destaca esa pequeña joya que fue "El fin último de la (mala) literatura", todo un éxito en las redes sociales en 2011 y que ahora se titula, justamente, "El poema viral".
- ¿A dónde van sus versos?
-En busca de lectores y, después, a donde quieran los lectores y, después, al olvido.
- ¿Cómo se lleva el Ben Clark de 2018 con el de 2008?
-Estupendamente. Hay que llevarse siempre bien con los fantasmas, sobre todo si tienen un parecido razonable con uno mismo. Nuestros espectros del pasado tienen algo entrañable que los hace adorables, aunque conviene no bajar la guardia, ya que tienden a morder.
- Cortar la hierba o poner ladrillos. ¿Qué prefiere cuando se trata de construir versos?
-Los versos buenos se construyen con poliestireno. Los versos malos se construyen con versos de poetas malos del pasado.
- ¿Perdona la vida a poemas que considera un fracaso, pero hermoso?
-No hay que perdonarle nunca la vida a un poema. Conviene, eso sí, suplicar clemencia al poema después de concluirlo.
- ¿Un poeta es emperador o esclavo?
-Un poeta es un subalterno con ínfulas y una plaquita y una linterna buena y un walkie talkie que no funciona.
- ¿Qué hace con los poemas que prometían ser más de lo que fueron?
-No sé de qué poemas me habla. Debe tenerme confundido con otro.
- "Los niños de verdad parecen hombres viejos" ¿Se identifica?
-Los niños más inocentes se comportan igual que los ancianos más hastiados por la vida. Ambo conocen una sola verdad: sólo existe el ahora y la diversión de no tener objetivos. Me identifico con el niño, pero ya soy casi un anciano.
- ¿Qué distingue a un poeta de los otros hombres?
-Que el poeta gasta muchas energías y mucho tiempo en pensar un mundo nuevo. Los otros hombres, en cambio, pueden aspirar a cierta felicidad diluida que, en última instancia, habrá valido la pena.
- ¿Cómo contempla el circo que rodea al mundo literario?
-Yo soy el circo que rodea al mundo literario.
- ¿Ser inteligente le hace más fuerte o te debilita?
-Ser inteligente es una maldición. Por fortuna hay muy poca gente que sufra esta maldición.
- ¿Hay algo más poético que "dos cuerpos abrazados en un coche"?
-Sí. Tres.
- ¿Sigue pensando que un pino es un gran árbol?
-El pino es el árbol más noble porque es un árbol ordinario que ensucia mucho. Produce un fruto difícil de cosechar y le exige muy poco a la vida. Un pino es prácticamente un poeta.
- ¿La poesía ayuda a paliar el miedo?
-Siempre. Pero nunca lo consigue. La verdadera poesía es terrorífica en sí misma, por eso nos gusta la poesía domesticada, porque nos protege del miedo y de la verdadera poesía.
- ¿Para qué sirve la palabra?
-Para poder decir lo feo que es un cuadro o para exigir que la cifra en el contrato sea más elevada.
- ¿Le inquietaría tener colas de adolescentes en la una feria del libro?
-Su pregunta parece sugerir que no las tengo.
- ¿No hay nada más inútil que escribir?
-Sí; escribir sobre personas que escriben.
- ¿Nunca escribir un poema es escribir?
-Escribir un poema es pedirle perdón a un profesor de literatura sin plaza.
- ¿En un armisticio no gana nadie?
-Siempre ganan los alemanes. Entonces y ahora.
- Velocidad, altura y una idea. ¿Bastan para un poema?
-También hace falta un lector o una lectora que complete el poema, que transforme el poema en poesía. Podrá no haber poetas, pero sin lectores nunca habrá poesía.
- ¿No se liga en absoluto con la poesía?
-Para ligar, siempre una guitarra. No me cansaré de repetirlo.
- ¿Existe el verso perfecto?
-Sí. Lo tengo casi pensado.
