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Arte

Trinidad Formoso, la buena pintura con collages

Es interesante y unificador que su construcción enfoque estrategias creativas de algunas vanguardias clásicas

Dos de los collages de la exposición de Trinidad Formoso.

Fui a ver la exposición de Trinidad Formoso en el espacio de la Universidad de Oviedo y me pareció atractiva, interesante e intrigante. Intrigante porque no sabía que exponía collages, en concreto "papiers collès", aclaro, porque de todo hay y más ha habido en la historia de pegar cosas en superficies destinadas en principio a la pintura, y yo la reconocía como pintora figurativa, aunque dentro de parámetros de la modernidad, y con la naturaleza como motivo, especialmente los árboles en cuya recreación había logrado una personalidad pictórica muy definida. Trinidad Formoso proviene de la impagable (e impagada) labor del taller de Humberto en su empeño de formar a generaciones de asturianos en el conocimiento, el perfeccionamiento y la creación del arte plástico contemporáneo. muchos de los cuales le deben buena parte de la importancia que con el tiempo llegó a adquirir su obra, y también porque desconocía que fuera esta su primera exposición individual, aunque me había encontrado a menudo con su pintura en muestras colectivas y certámenes, en ocasiones seleccionada y premiada tanto en Asturias como en otros lugares de España.

En realidad tampoco debería haberme extrañado demasiado, conocedor como soy de la extensión conceptual y técnica de su enseñante, de que para esta primer exposición hubiera elegido los collages, y reitero lo de "papiers collès", como el frutero de Braque de 1912 y no como el pedazo de hule pegado al lienzo para simular el asiento de la silla de rejilla de Picasso, del mismo año. Es interesante aclara esto porque Trinidad Formoso no busca la cosificación ni dar mayor expresividad al realismo sino simplemente pintar, pintar de otra manera. Ya dijo Apollinaire que uno puede pintar con lo que quiera y Naum Gabo que el artista construye su obra como el universo construye la suya y el ingeniero sus puentes. Trinidad Formoso construye su pintura con papeles cortados o rasgados y algún acento de ramitas secas o paja difuminada a modo de labor de ganchillo al lado de un trozo de carta manuscrita rescatada del pasado. En cualquier caso, los collages son buenos, bien construidos y de mucha variación, como si en su trabajo se produjese un alineamiento de elementos, formas y estructuras que remitiesen a estrategias o principios creativos relacionadas con distintas tendencias de la vanguardia, cubismo, constructivismo, abstracción geométrica, expresionismo o una cierta y nostálgica neofiguración romántica. Trinidad Formoso se ha formado a menudo en cursos o talleres con artistas de relieve y tiene el conocimiento y la calidad plástica para aventurarse en sus formas, colores o conceptos espaciales, descontextualizarlos y luego proceder a una reconstitución, no precisamente reconstrucción, porque las imágenes son absolutamente personales. A veces uno aventura hipótesis que pueden o no confirmarse, en todo caso esta obra ha sido fruto de mucho trabajo, mucha imaginación, buen oficio y buen manejo de las elementos plásticos, y espero que la artista tenga la satisfacción de haber encontrado una forma de expresión que haya satisfecho sus expectativas con nuevos planteamientos pictóricos tan elaboradamente híbridos.

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