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Música

Zarzuela y ópera

El desapego institucional hacia la música española

A lo largo del mes de octubre coinciden en nuestro país la inauguración sucesiva de las temporadas líricas y también de los ciclos de conciertos. La del teatro Real de Madrid cuenta con gran bombo mediático por la asistencia de los Reyes, ministros y también variada farándula que acude gustosa al escaparate que supone el coliseo de la plaza de Oriente. Es estupendo que las primeras autoridades del estado apoyen la cultura sin reservas y que acudan a espectáculos en teatros públicos -y también privados-, algo elemental pero que aún no es tan frecuente como debiera. Es verdad que siempre van al mismo sitio. Temporadas de ópera en España hay más que la del Real, y alguna de ellas de mayor importancia y continuidad histórica y, sin embargo, jamás encontramos en ellas a autoridades nacionales que, de manera habitual, abandonan las actividades culturales que están fuera de los límites de la M-30 madrileña. La directora general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), por ejemplo, es casi una desconocida en la temporada operística ovetense o en el festival de zarzuela que tanta colaboración tiene con el teatro de la Zarzuela que depende de la entidad que ella comanda. Es total el desapego que se percibe del Ministerio de Cultura hacia lo que se hace fuera de Madrid y demuestra falta de compromiso de sus responsables con el esfuerzo de determinadas ciudades que trabajan con muchos menos medios y careciendo de los millones y millones de euros con los que el Ministerio riega a la actividad madrileña en forma de teatros, orquestas, ballets y coros que pagamos todos los españoles mediante nuestros impuestos.

Pero otra cuestión, dentro de la villa y corte, me ha llamado mucho la atención. Estuve en la inauguración del curso del teatro de la Zarzuela. Se hizo con una magnífica producción de "El Caserío", un trabajo financiado años atrás por los teatros Arriaga de Bilbao y Campoamor de Oviedo. Me impactó la orfandad de cargos públicos que acudieron a la apertura de temporada de un teatro patrimonial, él único existente y que el propio gobierno financia. Sí estaba la señora Amaya de Miguel, directora del INAEM, pero ni el Ministro del ramo ni nadie más del Gobierno acudió como si tuviesen miedo a la música del maestro Guridi y esta les fuese a causar algún tipo de percance. ¿Hay alguna norma escrita para que nunca los Reyes vayan a la inauguración de la temporada del teatro de la Zarzuela? ¿Por qué esa discriminación con respecto al Real? Todo el apoyo para una ópera italiana y ninguno hacia una zarzuela española. Desde la clase política se sigue maltratando nuestro patrimonio musical. Es un hecho insólito en Europa y una vergüenza para unos políticos que exhiben de manera impúdica un analfabetismo cultural que sonroja por su falta de capacidad para discernir lo que debieran ser unas obligaciones mínimas con respecto a la música española y sus creadores. No es algo que afecte a un único partido. En el despropósito están todos. Recordemos que el anterior gobierno, en un plan delirante y felizmente abortado, trató de hacer explotar el teatro de la Zarzuela, subsumirlo en el Real y desmantelar nuestro único teatro lírico patrimonial. Es muy triste comprobar cómo la música española sigue desasistida, caminando, poco a poco, hacia la irrelevancia por falta de apoyo político. El sector debiera denunciar con dureza a los políticos que, sin excepción de partidos, son responsables de un maltrato inadmisible y que ya está teniendo graves consecuencias. Ni presupuestos adecuados, ni apoyo simbólico. Nada de nada. Así estamos.

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