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Las mujeres dormidas de Chelo Sanjurjo

La artista reitera con "Solas" el motivo, la técnica y el estilo en línea, forma y color de su inconfundible icono femenino

Las mujeres dormidas de Chelo Sanjurjo

No recuerdo que hasta ahora hayan concurrido las circunstancias que propiciaran el momento de comentar una exposición de Chelo Sanjurjo (Barres. Castropol, 1947), aunque la conozco desde hace tiempo, sé de su trabajo como profesora de arte y también como realizadora de distintas disciplinas artísticas, entre ellas la pintura, con la que se ha presentado en varias muestras individuales y certámenes. Concretamente ésta, en Álfara, es ahora su tercera comparecencia y en las tres ha expuesto obra que correspondía a un mismo motivo, la mujer, y una misma técnica y planeamiento plástico, aunque por lo que he tenido ocasión de ver, profundizando ahora en su estilo para mejorar su eficacia y entidad pictórica.

Porque, según parece, ahora Chelo Sanjurjo únicamente pinta mujeres, o quizá una sola mujer, o puede que se pinte a ella misma. Como quiera que sea, lo hace mediante una estética y manera plástica absolutamente personal, de características muy agudamente definidas y reiterando, además del motivo, la técnica, guache sobre papel, los colores negro, rojo y los matices del gris, y la forma, líneas sinuosas, ondulantes, envolventes y enfáticas que son más descriptivas que representativas de una mujer bien adornada y retocada a menudo inmersa en un entono floral y una tendencia figurativa con vinculaciones con la ilustración, el expresionismo, la caricatura, el modernismo y la semiabstracción.

Chelo Sanjurjo suele titular sus exposiciones con una palabra. En este caso, "Solas", que supongo que podría implicar cuestiones como indefensión, vulnerabilidad o desamparo, pero sucede que sus mujeres aparecen dormidas, en estado de ensimismamiento más bien apacible, subrayado por los trazos de la pintura, que enfatizan la expresión pero controlan el gesto, sin inducir a tensiones significativas en la comunicación. Creación pura, abrumadora manifestación de una estilo personal, interesante y atractivo. En parte podría responder a las condiciones que Albert Aurier quería para que una obra pudiera ser considerada simbolista. Debe ser, decía, Ideísta (expresiva de una idea), simbólica, sintética, subjetiva y decorativa. En este caso, para ajustarse a todas las premisas lo mejor sería recurrir al título de la exposición.

Persevera Chelo Sanjurjo en lo que parece haberse convertido en un icono único de su pintura, sujeto a la evolución pictórica con el paso del tiempo, pero inmutable en sus característica conceptuales y básicamente estilísticas. Y sin embargo recuerdo obras suyas, entre ellas las de su exposición en la Universidad de 2017, que me actualiza ahora el catálogo que he podido ver, con otras pinturas, con las mismas características de lenguaje y tendencia, pero de creación más variada y sólidamente plástica y un expresionismo de mayor rudeza constructiva y eficacia expresiva.

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