Las niñas Ana y Lucía, vecinas de un pueblo de los Pirineos, salen del colegio y van hacia sus casas. Nadie vuelve a verlas. Así arranca el "thriller" de Agustín Martínez "Monteperdido", nuevo título de la colección de voces de la narrativa actual que LA NUEVA ESPAÑA ofrece este fin de semana por 5,95 euros más el periódico del día.

- ¿Cómo surgió este viaje literario ?

-La idea de Monteperdido parte de una imagen: el momento en que los policías llegan a las viviendas de las chicas desaparecidas y entran en una casa para darles la noticia de que, cinco años después, han encontrado a su hija. En cambio, a la otra familia tienen que contarle que no tienen noticia de qué ha pasado con su hija. Ese momento, en el que el destino sonríe a una familia y castiga a la otra, abría una serie de posibilidades que quería explorar. Porque, además de la historia de un secuestro, Monteperdido es la historia de todos los vecinos de ese paraje de los Pirineos, de cómo una bomba como la desaparición de Ana y Lucía les cambió la vida. Y de cómo, ahora que Ana ha regresado, intentan retomarla. Hay una cita de Michel Houellebecq, "la posibilidad de vivir empieza en la mirada del otro", que es una idea central de Monteperdido. Todos los personajes están marcados por la manera en que otros los ven.

- ¿A qué obstáculos se enfrentó?

- Monteperdido era mi primera novela, así que el primer reto fue enfrentarme a un texto literario, que maneja resortes diferentes a los que maneja un guión -que es a lo que me he dedicado toda la vida-. A nivel de trama me sentía bastante seguro, pero quería lograr que los personajes fueran de carne y hueso, reales, y, por otro lado, que la naturaleza que rodea al pueblo se convirtiera en un personaje más de la historia. Que al adentrarte en la novela uno sintiera que efectivamente está metido en mitad de ese pueblo del Pirineo. Espero haber logrado esos objetivos, pero es el lector el que tiene que juzgar.

- ¿Cuáles son sus herramientas para mantener enganchado al lector?

-Personalmente no soy del todo consciente de esas herramientas. Es un análisis que haces a posteriori sobre el texto. Supongo que hay dos elementos: por un lado, la construcción de la trama. Dada mi carrera en guión, tengo bastante experiencia en armar tramas que van dejando preguntas en el aire para que el lector especule con cuál puede ser la respuesta. Por otro lado, esta manera de afrontar la historia no se reduce sólo a los hechos, sino también a la parte sentimental de los personajes: sus dramas, sus problemas, están planteados como un misterio que, a lo largo de la historia, se debe resolver. La intención es que el lector tenga una experiencia lo más interactiva posible de la historia, que se sienta partícipe y especule con los secretos que se están planteando. Si se consigue eso, creo que el lector no podrá dejar la novela hasta el final.

- ¿Asume influencia de otros autores?

-Por supuesto: hay muchas y de lo más heterogéneas. Del audiovisual, supongo que se nota mi devoción por David Lynch y, en particular, Twin Peaks, pero también hay elementos cercanos a los Coen de Fargo o Sangre Fácil. En cuanto a lo literario, podría citar Mystic River, de Dennis Lehane, o la literatura de Patricia Highsmith, y otras influencias que son más difíciles de ubicar en la novela, como B ioy Casares o John Banville.

- ¿Por qué debo leer su libro?

-Creo que Monteperdido es un viaje, emocional y también a un paraje concreto, ese pueblo del Pirineo. Es una historia con un trasfondo humano, en el que los personajes se enfrentan a situaciones con las que uno se podría identificar. Día a día, vemos en televisión los titulares de casos dramáticos. Esta novela explora a todos esos seres humanos que rodean un suceso trágico y sobre los que no se suele hablar. Además, creo que es una novela entretenida en la que -según me han dicho otros lectores- uno no puede imaginar la resolución en ningún momento.

- ¿De qué está más satisfecho?

-Sin duda de cómo han quedado perfilados los personajes. Me enfrentaba a algunos caracteres extremos, como por ejemplo el personaje de Ana, una chica que después de cinco años de secuestro, regresa a su casa. Mi objetivo era hacer a esos personajes creíbles, con matices, no simples clichés. Al igual que el personaje protagonista, Sara Campos, la policía que lidera la investigación y cuya vida es, en si misma, un misterio.

- ¿Cómo convivió con los personajes?

-Fue una experiencia. Cuando uno empieza a escribir, se sumerge en la historia, convive con esos personajes; a veces, la historia no les depara lo mejor y, a su lado, uno padece como ellos. Cuando estás escribiendo y, efectivamente, sientes lo que están sintiendo los personajes, es que algo está saliendo bien. Aunque la novela acaba aquí, la segunda vida de ésta, en la serie de televisión, me ha permitido volver a los personajes principales, Sara Campos y Víctor Gamero, en la segunda temporada: Tramuntana. Una oportunidad para seguir profundizando en ellos. La verdad es que los echaba de menos.