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Corazón caliente, cabeza fría

Con el corazón caliente y la cabeza fría. El Oviedo está perfectamente capacitado para ganar en Cádiz y conseguir esta tarde el ansiado ascenso a Segunda, tras más de una década de penurias por las catacumbas del fútbol español. Y ello juegue o no juegue este tal Garrido, que por lo visto el domingo no parece una reencarnación de Maradona, y se produzca o no la encerrona que se anuncia en el Ramón de Carranza, que tampoco se reconvertirá de golpe en un campo griego o turco en plena erupción de tifosis descontrolados, por mucho que se anuncie la actuación en directo de Andy y Lucas para entonar la chirigota del centenario. Así que calma y tranquilidad, que no vamos a Munich a jugar contra el Bayern.

Pese a que no parece más que un voluntarioso centrocampista norteño, los recursos presentados por el club a cuenta de la justísima roja que vio en Oviedo el tal Garrido están bien para demostrar a las autoridades balompédicas que tontos del todo tampoco es que seamos. Que no estamos dispuestos a asumir con la boca cerrada más atropellos como aquella designación y arbitraje perpetrado por el vasco Losantos Omar ante el Real Madrid en nuestra última temporada en Primera. O el de aquel desconocido trencilla que, en busca de sus minutinos de gloria, nos dejó en inferioridad numérica en una promoción de ascenso a Segunda B por el simple hecho de que nuestro mejor jugador celebró con demasiada efusividad un gol que nos servía para remontar una eliminatoria que acabamos perdiendo.

Pero, en fin, volvamos a la actualidad y al fútbol. Llegada la hora de la verdad, los nuestros deben de salir al campo gaditano sin complejos, conscientes de la gran temporada realizada, de los muchos triunfos logrados, de las goleadas y, sobre todo, de que no son para nada inferiores al rival. El resultado de la ida obliga a meter un gol, no cinco; así que nada de dejarse llevar por las prisas aunque tampoco haya tiempo para la modorra. Mantener la cabeza fría será fundamental para lograr el objetivo. Tanto para jugar y eliminar al Cádiz, algo de lo que cada vez estoy más convencido, como para afrontar el tramo final del partido en caso de que las cosas no vayan bien y estemos sin opciones. Todos deseamos que la promoción concluya en Andalucía con el ascenso y que se repita aquella gran fiesta que vivimos en los años ochenta cuando conseguimos subir a Primera en Mallorca, donde los nuestros demostraron una actitud heroica en un ambiente tremendamente hostil. Pero seamos también conscientes, jugadores y aficionados, de que si son los amarillos quienes se lleven el gato al agua, el Oviedo todavía tendrá otra oportunidad para el cambio de categoría y que, por tanto, es fundamental evitar posibles bajas de jugadores por acciones fruto de la impotencia. Por supuesto, también es clave que la moral de la tropa no se desmorone ante un posible revés. No sería el primero y de todos ellos conseguimos levantarnos, porque este club es inmortal. Pero vamos a ganar y vamos a subir. No hay mal que cien años dure. Si el futbol nos devolviera todo lo que nos debe ya estaríamos en la Champions, aunque, de momento, nos conformamos con que nos de para llegar a Segunda. Seguro que, todos juntos, con el aliento de los miles seguidores azules repartidos por todo el planeta, lo conseguimos esta misma tarde. Y pase lo que pase: Hala Oviedo.

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