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Lecturas de una victoria

El primer día sin Quini dejó destellos de tres canteranos: Jony, Pablo Pérez y Nacho Méndez

Es muy importante saber leer los partidos, saber jugarlos y saber ganarlos, que es lo máximo. El fútbol tiene sus épocas de rechaces, segundas jugadas, bandas o costados pero al final -como decía Aragonés- todo se limita a ganar, ganar... así hasta el infinito. Del último domingo en El Molinón queda para el recuerdo, en selfie o en cerebro, una victoria con sus lágrimas, goles, estadísticas: pura vida alrededor del balón.

Repasemos las notas que dejaron esa tarde de despedidas y de encuentros. Adiós Quini, pero no te vayas del todo, quédate por aquí al menos cada quince días. Te esperamos en la puerta 9. Sopla para que no vaya fuera la pelota, y salta, como tú lo hacías, cuando celebres el gol de volea, cabeza o con tu pillería habitual. Tienes imitadores por todos los campos. Pelayo Morilla, otro que nació en Oviedo, exhibe talento en División de Honor. Le quitó en un descuido el balón al portero del Deportivo y zas... 0-1. Y los juveniles ya son primeros. Ahí tienes a Jony cogiendo la diagonal, directo a por la portería de la Cultural. ¡Pablo Pérez volvió a marcar de cabeza! Esa sí era una noticia que hacía falta.

Aquel Pablín de La Inmaculada iba para figura y de repente empezó a parar -o le pararon, del todo-, pues ese jugador técnico, que domina la cabeza y el pie, casi la enchufa de volea. Permanente promesa, con edad de ser realidad, asomó a lo grande el primer día sin ti en El Molinón-Enrique Castro, Quini. Se sumó Nacho Méndez al elenco local y dejó, otra vez, muestra de su oficio para templar y mandar, restar y sumar, quitar el balón a quien viene y llevarlo hacia el área frontal. Todo eso sucedió casi al final, cuando la Cultural perdió el librillo estratégico del otro Rubén (de la Barrera), el "modélico" entrenador visitante, vestido de míster NBA: elegancia natural. Querido Quinín, la historia continúa, la leyenda tendrá relevo generacional. Por cierto, en ese minuto de silencio te acompañó José Luis Rubio, el preparador y fisioterapeuta que te has llevado para seguir en forma. Rubio era un gentleman al que daba gusto ver pasear su elegancia por El Muro.

Todas esas lecturas y muchas más dejó una tarde fresca de marzo, la última del invierno en esta temporada. Cuando el Sporting reciba al Rayo (24 de marzo) será primavera en los centros de El Corte Inglés y Unión de Comerciantes de Gijón. Pero no adelantemos el calendario. Primero, el lunes 19 (día del Padre), el Sporting llegará a El Alcoraz. Ganar ese partidazo contra el Huesca sería el mejor regalo para padres, hijos y demás familia rojiblanca. Con el Pirineo rebosante de nieve, el equipo oscense del inolvidable Rubi parece estar en pleno deshielo. Pierde solidez y hace agua; ya no es un líder de fiar. En honor a la verdad les cayeron de golpe a los azulgranas todos los aludes encima en las últimas jornadas. Lesiones y expulsiones los dejaron helados. Frente al Sporting puede llegar a tiempo el Cucho Hernández -su joya atacante- pero seguirá la sanción a Melero -de lo mejor en Segunda- y recuperan a Pulido; su ausencia ha sido determinante a la hora de defender el liderato. El Sporting también notó la baja de Bergantiños ante la Cultural. Por no ir más allá, cuando el gallego y Sergio dejaron sin recursos humanos y futbolísticos a Herrera.

El Sporting del gol, del juego aún raquítico, tiene que dar un paso al frente en estas próximas jornadas ante los mejores hasta el momento. Huesca y Rayo han demostrado su competencia con resultados y juego. Baraja tiene plantilla para ser cuarto y más. Esa lectura dejan las siete victorias en El Molinón. Un triunfo en Huesca sería lectura obligatoria y la redacción de esa crónica, motivo de satisfacción el lunes próximo, casi de madrugada.

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