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Fiebre en las gradas

La lógica de Johan Cruyff

El fútbol es tan grande que permite que una solución sencilla pueda ser la más efectiva

Cuenta Carlos Rexach que en su etapa como segundo entrenador del Barcelona junto a Johan Cruyff uno de los jugadores que más problemas les causaba era Manolo, por entonces delantero del Atlético de Madrid y de la selección española. Decía el jugador y entrenador catalán que en una reunión previa a un enfrentamiento Barça-Atlético de Madrid, el entrenador holandés decidió tomar una decisión de esas que definían muy bien su manera de entender el fútbol y que como siempre bordeaba la genialidad: ¿cuál es la principal virtud de Manolo? Se desmarca muy bien y eso es lo que nos crea problemas. Solución: no lo marcamos. Ese domingo el jugador colchonero no anotó ningún gol.

El fútbol es tan grande que permite la posibilidad de que una solución sencilla pueda ser la más efectiva. López Garai el domingo pasado tomó una de estas decisiones que modifican totalmente el rumbo del partido. Algunos echaron en falta en el segundo tiempo del pasado domingo la presencia de Sergio en el centro del campo, pero el problema no estuvo en un jugador concreto. En la primera parte del partido el juego discurrió por los cauces que le interesaron al Sporting. El balón transitaba desde la defensa a la delantera con un paso previo por el centro del campo en el que Bergantiños y Santana imponían el ritmo en cuanto a creación y recuperación, bien apoyados por Rubén, Carmona y Jony. La jugada del primer gol nos puede servir de ejemplo: al margen de ser una jugada de fe - la de Calavera para llegar al balón que le había dejado Carmona de tacón (y que muchos espectadores dábamos por perdido) y la de Nano Mesa para acudir al primer palo - muestra el juego combinativo con el que el Sporting impuso su ley en el primer tiempo.

La segunda parte fue otra historia, pero no creo que haya sido por dejadez de los jugadores rojiblancos sino por la solución a lo Cruyff que tomó López Garai: si nos están dominando en el centro del campo, prescindamos del medio del campo. Así la segunda parte que nos brindó el Reus estuvo marcada por el cambio de sistema del equipo catalán que buscó llevar el partido al territorio en el que se sentían más cómodos: desplazamientos en largo desde la línea defensiva y acumulación de jugadores en el ataque para aprovechar la envergadura de sus jugadores y su fortaleza en las segundas jugadas. El sistema conllevaba un riesgo evidente que era el de que el Sporting lograra hilvanar una contra que hubiera sentenciado el partido, pero ésta nunca se produjo y la afición sportinguista solo quedó tranquila cuando el árbitro pitó el final del partido.

Otra muestra de lo raro e inexplicable que es muchas veces este deporte la tenemos en el apartado estadístico. Si analizamos fríamente los números veremos que el Sporting anotó un gol a la salida de un córner y dispuso de cuatro y el Reus anotó también un gol, pero dispuso de doce lanzamientos. Un análisis frío de los números nos podría decir que el equipo rojiblanco dominó este apartado y nada más lejos de la realidad. La sensación de peligro y poderío que impusieron los visitantes fue absoluta y se vio reflejada en todas las acciones a balón parado. Baraja no podía ser menos y también acudió a la lógica de Cruyff: si el rival es mejor que tú en los balones aéreos, el córner lo sacamos por abajo. Así llegó el segundo gol del Sporting, un gol de esos que hacen felices a los integrantes del cuerpo técnico porque es el resultado del trabajo de la semana como así les reconoció Rubén García con su gesto tras la celebración del gol del Sporting.

Las victorias sufridas también valen y refuerzan el ánimo para los dos desplazamientos consecutivos que esperan al equipo rojiblanco. Nos hemos acostumbrado a ganar y esperemos no hacer mudanza en la costumbre.

Desgraciadamente también nos estamos acostumbrando a ver a miembros del grupo Ultra Boys sentados en el banquillo o protagonizando episodios violentos como el cometido el pasado fin de semana en la cena de un club ejemplar y modélico de Gijón como es el Ceares. Hay veces, y últimamente son demasiadas, en las que te avergüenzas de ser aficionado del mismo equipo del que lo son algunas ¿personas?

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