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Pablo González

Semana de digestión

Los rojiblancos deben olvidarse de la calculadora y de los cuentos de la lechera

Después de tres derrotas consecutivas -da igual si los demás ganan, empatan o se tumban a tomar el sol en Santo Domingo- al Sporting sólo le queda ver cómo el ascenso directo, como si de un jinete de una película de John Wayne se tratara, se aleja cabalgando hacia el horizonte. Parece que los rojiblancos han reventado a su montura de tanto espolearla para tratar de recuperar el terreno perdido en el aciago mes de noviembre. Y eso que las matemáticas -tras la pifia de ayer del Rayo en Alcorcón y a la espera de lo que hoy haga el Huesca en Lugo- siguen dando algunas opciones a los de Baraja de llegar a su destino por el camino más corto.

Pero para ello el Sporting tiene la obligación de sumar todo lo que queda y cruzar los dedos para que Rayo y Huesca no aprovechen las pelotas de partido que aún les restan. El problema es que, al margen de los resultados, los rojiblancos no dan la sensación de pasar por su mejor momento. Y encima el bajón llega en el momento más crucial del año. Por eso lo mejor que harían los gijoneses es aprovechar la semana para hacer la digestión de lo que pudo haber sido y no fue, y quitarse de encima la presión de la calculadora y de los cuentos de la lechera. La misión pasa ahora por asegurar el play-off matemáticamente, para lo que hacen falta un par de puntos. Vamos, ganar al Granada -al que le quedan escasísimas opciones de promoción- el próximo domingo en El Molinón y comenzar a preparar lo que venga por delante.

Lo demás -esperar milagros a través de favores de amigos o enemigos- será malgastar el tiempo. Toca despejar la mente y refrescar las piernas de cara ante lo que se avecina. Por lo visto en las últimas jornadas, el desgaste de la temporada empieza a pasar factura a los que llevan casi todo el año en lo más alto. Aunque tampoco parecen mucho más sueltos -salvo quizá el Zaragoza- los que vienen por detrás y han estado haciendo la goma con los puestos de privilegio todo el año.

Pero hay que insistir: de nada vale pensar en lo que hagan los demás si primero no se cumplen los objetivos propios. Y para ello hace falta volver a contar con la mejor versión de Jony, Santos, Sergio y compañía. El equipo ha ido desdibujándose al mismo tiempo que Jony, tras las espectaculares primeras semanas que se marcó el de Cangas del Narcea en su regreso a casa en el mercado de invierno. Y el uruguayo aún no ha recuperado su mejor versión tras la lesión que le tuvo apartado más de un mes del once. Igual de importante que es para las aspiraciones del Sporting que sus dos jugadores más desequilibrantes recuperen el tono, es que los de Baraja vuelvan a ser fiables como equipo y levanten de nuevo un muro frente a Mariño.

Lo demás, fuegos de artificio, folclore del malo y ganas de perder del tiempo. Lo dicho, al Sporting le toca digerir las tres derrotas consecutivas que le han devuelto a la dura realidad y cargarse de moral por lo que pueda pasar. Incluida la tragedia regional que comienza a vislumbrarse en el horizonte.

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