Las promociones las carga el diablo. En Segunda, desde hace unos años, no todos juegan esta lotería con las mismas papeletas porque el factor campo y la variable empate favorecen al mejor clasificado, pero aún así se deciden casi siempre por pequeños detalles. En la retina de los aficionados hay innumerables recuerdos dramáticos, como aquella eliminación de Las Palmas en el último minuto tras la suspensión durante un cuarto de hora del partido porque su afición invadió el campo antes de tiempo.
El rival de los canarios era entonces el Córdoba, última piedra ahora del Sporting en la temporada regular (perdón por esta expresión tan poco futbolística, importada de otros deportes), antes de un play-off que todo el mundo hubiera firmado hace tres meses y nadie hace tres semanas. Y la duda es cómo debe administrar el equipo de Baraja un duelo en el que se juega las ventajas de quedar tercero a sólo cuatro días de que empiece la traca final, por aquello de dosificar esfuerzos.
Hay opiniones para todos los gustos. Sandoval, entrenador de los andaluces, dice que si fuera el Sporting reservaría titulares habituales. Lo cierto es que el madrileño ya "fue" el Sporting hace tiempo, sin demasiado éxito, y tampoco parece que sea hombre de ideas rompedoras. Así que su juicio debe tomarse con cautela, más teniendo en cuenta que es parte interesada porque está luchando por la permanencia.
Seguramente, la mejor opción sea afrontar el partido de El Arcángel como uno más, para luego introducir cambios a medida que se desarrollen los acontecimientos. Pase lo que pase, la jornada no será dramática. Pero, a la postre, sí puede resultar decisiva para regresar al cielo.
