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Ni barcos ni honra

El gesto de incredulidad de Baraja en los últimos siete partidos recuerda al de Valverde con el Barça tras caer en Roma

En 1865 aún le quedaban a España algunos restos de su pasado colonial. Dicen los libros de historia que Perú se unió a Chile - poco después se les unirían Ecuador y Bolivia- y le declaró la guerra a España. Los españoles hambrientos y enfermos recibieron la orden desde los confortables sillones de Madrid de oponer batalla hasta que se perdiera el último barco. Méndez Núñez, el capitán español al mando escribió una nota que decía: "Más vale honra sin buques, que buques sin honra".

Muchos años después, en la temporada 2014/15 se produjo el último ascenso del Sporting a Primera División. El Sporting de los récords, el de los guajes. Los delanteros de aquel equipo eran Guerrero, Carlos Castro y Pablo Pérez. El primero acaba de fichar por el Olympiakos después de que aquí se le invitara a salir. Su recambio fue Borja Viguera. Los otros dos eran unos recién llegados a la primera plantilla y Carlos Castro llegó a ser internacional con la sub 21. La participación de ambos esta temporada ha sido prácticamente testimonial, cuando aquel año anotaron entre ambos 16 goles. Juan Muñiz, por poner un ejemplo, disputó 29 partidos y anotó 3 goles. En la alineación tipo figuraban siete jugadores con pasado en el filial, el director deportivo se llamaba Lozano y el entrenador un tal Abelardo. Dos directores deportivos después han dado para más de 30 fichajes de los que ya no nos acordamos de la mayoría y un no ascenso a Primera División con uno de los mayores presupuestos de la categoría y tirando de chequera en el mercado de invierno.

El partido del domingo no hizo otra cosa que corroborar algo que se atisbaba durante toda la temporada y que no quisimos ver por la racha de resultados encadenados por Rubén Baraja desde que llegó. El caos que reinaba entonces lo ordenó el técnico vallisoletano ayudado por Mariño y su capa de superhéroe, los goles de Santos y la ambición de un Jony desencadenado. Cuesta abajo todos nos defendemos encima de una bicicleta, los problemas empiezan cuando la carretera se empina y hay que tirar de algo más que de dejar que las ruedas giren solas. Cuando vienen las dificultades es el momento en el que hay que medir las capacidades de los entrenadores y la sensación de no saber cuál era el plan si Santos marraba alguna ocasión, o Mariño se volvía humano, o los rivales tapaban a Jony fue absoluta. El gesto de Baraja durante estos últimos siete partidos, ese rictus de esto no puede estar pasando, recordó al del entrenador del Barça, Valverde, en Roma. A éste le duró un partido, aunque vio como volaba su objetivo europeo. Baraja aún sigue en estado de shock.

El partido del domingo comenzó con la carga emocional habitual, recepción multitudinaria y ruidosa del equipo, himno a 24.000 voces, bufandas al cielo, presión sobre cada decisión arbitral y sobre el juego del rival, etc. Todo lo que se le pidió a la afición, ésta lo puso. Sólo faltó fútbol. Sucede muchas veces que se quiere rodear de un áurea especial este tipo de partidos y todos eso está muy bien, pero es algo así como la sal en una ración de pixín: puede aderezarla, pero como se te olvide comprar el pescado, poco puede hacer. El Valladolid fue mejor que el Sporting en el cómputo global porque jugó mejor, porque sus jugadores estaban mejor colocados en el campo, porque combinaron, porque parecía que tenían un plan de juego y puede ser que incluso tuvieran previsto uno alternativo en caso de que las cosas no hubieran salido como tenían previsto. Nosotros comenzamos en Pucela pensando en la vuelta y terminamos en El Molinón con el primer cambio en el minuto 61. Imagino que en las casas de apuestas no existirá la opción de ¿qué jugador será el primer sustituido en el Sporting? Porque no tendría mucho interés: Rubén García.

Rubén García, como Bergantiños, Santos, Jony, Nano Mesa o Calavera se despidieron el domingo de la afición, como también lo hizo Lora y lo harán otros cuantos. Toca hacer una plantilla. Toca que lleguen otra vez 10 fichajes que entretengan un verano en el que parece que no vamos a tener ni la oportunidad de curar las frustraciones con baños de mar en San Lorenzo. La honra para un equipo como el Sporting este año era el ascenso y para ello se fichó a un director deportivo de prestigio como Torrecilla y con él vinieron unos cuantos jugadores para lograr el objetivo. La mayor parte de ellos se irán al final y como sucedió en las guerras de ultramar: ni barcos, ni honra.

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