La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El día en que la FIFA aceptó el mal ejemplo de Irán

Los métodos antideportivos de la selección iraní en su partido frente a España

Hace unas horas, escribo el jueves 21 de junio a las tres de la tarde, Fernando Romay -uno de los grandes mitos del baloncesto del mundo- decía ante un número muy importante de empresarios ligados al deporte que en este país nos gusta más el tenis que el fútbol. Y decía: "Aquí tiramos la pelota al aire y nos limitamos a darle golpes, a maltratarla. Eso es lo que se viene haciendo con la selección española de fútbol desde las diez de la noche del miércoles, tras conseguir los de Fernando Hierro sumar tres puntos en el Mundial, al vencer por un gol a cero a Irán".

Comparto cien por cien la definición del gran Romay. No me parece ni lógico ni aceptable el trato que se le está dando a la España del Mundial de Rusia 2018. Y no me lo parece porque, sin ir más lejos, la FIFA permitió el miércoles que la selección de Irán, del bien pagado y reivindicativo Carlos Queiroz, hiciese ante España todo lo malo y dañino que se le puede hacer a este hermoso deporte.

En España, once millones de personas vieron el partido por Telecinco. ¡Once millones!. Imagínense los números de todo el planeta fútbol que siguen el Mundial. ¿De esos once millones españoles cuantos niños y niñas estaban frente al televisor? Millones en todo el mundo. ¿Y que permitió la FIFA con sus árbitros comandados por el uruguayo Andrés Cunha? Permitió que la selección de Irán no jugara a este deporte llamado fútbol. Sus trampas -porque trampas es perder tiempo-, sus engaños -porque engañar es simular lesiones- y su comportamiento antideportivo sirvieron para ofrecer al mundo un mal ejemplo continuo que duró 43 minutos en el primer tiempo y 50 en el segundo.

La FIFA tiene ahora mismo con el VAR y la comunicación inalámbrica todo el poder para decirle al árbitro qué está pasando. Para informarle de lo que no ve, para reconducir su comportamiento. Pero en el Irán-España, los hombres FIFA no lo hicieron. Dejaron que Andrés Cunha (uruguayo de 41 años) no perdiera la sonrisa, no parase de hablar con unos y con otros, y no defendiera dignamente las normas de comportamiento más sencillas y reglamentarias del fútbol.

Ante ese espectáculo, ante todo esto, la selección española hizo lo que pudo. Al Mundial se va a jugar al fútbol, no a mentir. No a engañar. Si la FIFA es incapaz de controlar eso, el Mundial irá siempre por mal camino. Es más, España marcó el gol de rebote porque todos los que llevaban la camiseta roja de Irán estaban dentro de su área. España, repito, hizo todo lo que pudo ante tal panorama. Luego llegaron las críticas y los comentarios de los tertulianos que hasta hace unos días hablaban de política y ahora lo hacen de fútbol porque toca.

Resumiendo, lo primero es el mal ejemplo que de un deporte se le dio al mundo y lo segundo, la razón que tiene Fernando Romay, ya que en vez de ver lo bueno y animar "hasta la muerte" a los jugadores españoles, muchísimos siguen disfrutando con sacar la raqueta para "maltratar la bola" que lleva de la mano Fernando Hierro.

Compartir el artículo

stats