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Periodista

Luis Enrique no decepciona

Lucho se atrevería con Cristian Salvador, Nacho Méndez y Traver

Nuestro seleccionador siempre da juego. Cuando habla porque no gusta y cuando no comparece ante las animosas madrugadas radiofónicas también da que hablar. Luis Enrique no decepciona. Pero lo mejor es ver al asturiano motivando a jugadores veteranos y recién llegados. Con ellos seguro que se entiende, o al menos ellos en Wembley o en Gales se manejan como si llevaran jugando juntos dos o tres temporadas. Ese librillo de nuestro asturiano más en forma debería tener una versión sportinguista. Una copia para cortar y pegar en la pizarra de los vestuarios de El Molinón. Luis ¿cómo lo haces? Si hasta Sergio "tremendo" Ramos se encuentra a gusto con el nuevo seleccionador, cuando los pronósticos tertulianos aseguraban que habría tensión desde el primer minuto. ¿Quién cedió? ¿Lo tuvo que hacer alguien? Probablemente todo sea más sencillo: los intereses unen por encima de las discrepancias. Y aunque suene a eslogan rancio, en estas horas España es lo primero.

Un seleccionador es un entrenador que ya ha toreado en distintas plazas. Esa es la norma habitual. La rompen dos españoles: Roberto Martínez en Bélgica y Lucho en España, dos países que necesitan pegamento para seguir unidos. Reinos de difícil gestión política y que el fútbol une más que separa cuando se cuenta con dos gestores de vestuarios de eficacia probada. Teniendo mejores ofertas para sentarse en banquillos de equipos Champions, aceptan retos muy complejos, con trascendencia nacional. Casi todos siguen a las selecciones en las grandes citas y los jugadores saben que un buen Europeo o Mundial les ayuda a alcanzar la gloria, a calzar botas de oro.

¿Cómo jugaría un Sporting de Luis Enrique frente al Reus de esta tarde? Con valentía, seguro. Saliendo a por ellos desde el primer segundo. Presionando arriba, sin dejar espacios a la espalda de la defensa, manteniendo a raya a un tal Gus Ledes en el centro y sin dejar al exoviedista Miguel Linares ni un metro en el área. Los de Reus fuera de casa ganaron dos veces: sus únicas victorias. Por supuesto Lucho se atrevería con Nacho Méndez, con Cristian Salvador y Traver. Sería capaz de convencer a Sousa para ser un líder desde el centro. Con veteranos en la plantilla como Carmona estaría siempre: en el fallo y en el acierto. Y en las bandas los "Álvaros", que aportan ganas e ilusión.

Liderar un vestuario no es fácil. Después de ocho semanas se deberían tener más claras las apuestas, el patrón de juego. Recordemos que la luz de nuestro seleccionador nacional empezó a brillar en el equipo B de un Barça (un grupo en formación) que ahora es incapaz de aportar talento a la primera plantilla. Desde Guardiola, y nuestro míster gijonés, el color azulgrana del segundo equipo se ha ido destiñendo. El filial del mejor Barça fue clave en los éxitos de una plantilla que supo unir lo cercano con lo foráneo. Con liderazgo, por supuesto. No solo en el banquillo, también es imprescindible tener a jugadores comprometidos en el campo. ¿Dónde están los del Sporting? Ya es hora de mirar, también, para lo jugadores. En ese fracaso a domicilio no solo falla Baraja. En el Wanda el equipo reaccionó cuando Carmona se puso a ello, secundado por Nacho y Traver, los necesarios canteranos. Ese espíritu también lo aporta un Álvaro Jiménez al que Quini le hubiera venido muy bien para darle ánimo y tranquilidad. El Brujo, al igual que el cordobés, se inició en el Don Bosco de los salesianos. Uno en Llaranes, el andaluz en su Córdoba natal. No estamos para bromas, pero A. Jiménez tendrá oportunidad de hacer trastadas al estilo Quini o con el móvil de Joaquín. Otro grande en el campo y fuera. Un líder con guasa y clase.

La peña sportinguista Ambar festejó su noveno aniversario con un acto celebrado en la sidrería gijonesa Ta Pa Dai, momento que se recoge sobre estas líneas. Este colectivo prepara ya los viajes a Zaragoza y Soria.

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