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Volver a empezar

Se cerró el ciclo para España en la Liga de las Naciones con una consecuencia decepcionante, no se estará en la final a cuatro que tendrá por sede Portugal (Guimaraes y Oporto) en junio del próximo año. Más decepcionante, si cabe, por el espectacular arranque en los primeros partidos ante Inglaterra y Croacia, tras los que no cabía esperar el desplome posterior. Penitencia de la euforia, errores de la confianza, algo de infortunio y cosas del fútbol, vayan a saber, pero el tren ha pasado y nos quedamos con la maleta en la estación sin más consuelo que afirmar que en realidad el verdadero objetivo es estar en la Eurocopa de Naciones. O sea, que este no era el ansiado vagón.

Y como no está del todo mal reafirmar la autoestima, veamos el panorama que se presenta ante el grupo para alcanzar ese objetivo de la Eurocopa, que dicen es el importante. Desde que la expulsión de Zubizarreta dio paso a un Cañizares brillante ante Dinamarca, y un frasco de colonia dejó a este fuera en el 2000, con la irrupción de Casillas, la selección gozaba de un halo de tranquilidad en el entorno de los tres palos. Ahora es lo contrario y las estadísticas son crueles con De Gea. Tampoco Puyol o Piqué han encontrado sucesores acordes para emparejar con Ramos. Es difícil calibrar si Busquets acusa los años o el descontrol circundante. Su replicante, Rodrigo, sí destila confianza para el reemplazo o el acompañamiento. Un poco más arriba ya no suenan los violines de los idos, y mientras dudamos entre el 4-3-3 o el 4-4-2, queda claro que no hay mucho idilio con el gol en los de vanguardia. Malacostumbrados por el guaje de Tuilla, atribuimos al infortunio el desacierto atacante.

Toca volver a empezar, y tener problemas en las dos porterías no es el mejor horizonte. Luis Enrique, experto en carreras de fondo, tiene un buen reto por delante.

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