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Alberto Menéndez

Un pasito adelante

Un paso, o en ocasiones incluso sólo un pasito hacia adelante, al frente, puede ser suficiente para cambiar el discurrir de un partido. Eso fue lo que le pasó al Oviedo ayer en su encuentro ante el Reus en el Carlos Tartiere. De un primer tiempo totalmente plano, con un juego en determinados momentos rayano en lo soporífero, se pasó a una segunda parte en la que los jugadores azules no sólo despertaron a base de impulso, de ganas, sino que lo hicieron también tácticamente, que es lo realmente importante en esta ocasión. No hubo revolución estratégica tras el descanso, sólo unos cambios lógicos de posición de algunas de las piezas del conjunto de Anquela que sirvieron para superar el entramado defensivo de los catalanes.

No tiene lógica amontonar hombres en la retaguardia cuando se ve claramente que el equipo contrario no apuesta precisamente por la ofensiva, por el ataque. Eso fue lo que hizo desde el principio el entrenador del Reus, Xavi Bartolo, que colocó solo, pero muy solo, a Linares en el ataque frente a cinco defensores oviedistas. Un despilfarro sin ningún género de dudas por parte de los de casa. En donde se necesitaban más efectivos asturianos era en la parte de adelante. Pero nada se retocó en los primeros 45 minutos desde el banquillo carbayón.

Sin embargo, en la reanudación, moviendo las piezas adecuadamente llegó el primer gol del Oviedo cuando no se había cumplido el primer minuto del segundo tiempo. Por allí andaba, por el área del Reus, el lateral al que Anquela (ahora sí) había mandado adelantar su posición, Mossa, para rematar un balón centrado magistralmente por Javi Muñoz, que fue al poste en primera instancia y remachado en una segunda tentativa por el propio defensor convertido en atacante, marcando y desmontando de esta manera el armazón de contención puesto en práctica por Bartolo. Por el otro lateral también dio un paso al frente Johannesson. Y fue él precisamente el que provocó el penalti origen de la jugada del tercer tanto de los azules.

Sin los tradicionales puntos de apoyo en la creación de juego del Oviedo, Berjón y Tejera (por lesión uno y por sanción el otro), ayer le tocó desempeñar este papel a Javi Muñoz. Y cumplió perfectamente con el cometido, sobre todo cuando Juan Antonio Anquela le facilitó la labor abriéndoles las bandas a sus pupilos y oxigenando el centro del campo, olvidándose un poco de las labores de contención. Pero ciertamente en el segundo tiempo el nivel de todos y cada uno de los jugadores azules que compitieron ante el Reus fue alto o muy alto.

Pero el Oviedo, aun con la goleada ante los catalanes, sigue con una asignatura pendiente: la de la regularidad. No consigue completar un encuentro sin altibajos. Ayer, a diferencia de lo que suele ser habitual, el buen juego lo dejó para la segunda parte, lo que le permitió a sus aficionados ver acabar un partido con tranquilidad, sin agobios. Con un marcador sin apreturas. Ahora, tras el descalabro de La Coruña y después de los dos triunfos seguidos en casa, falta recuperar también la confianza lejos del Carlos Tartiere. ¿Lo hará en Las Palmas? Los canarios parecían muy superiores al comienzo de la competición por presupuesto y plantilla; ahora, sin embargo, están en la misma situación que el Oviedo, con los mismos puntos.

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