Si cualquiera de nosotros entra en una habitación a oscuras armado con una linterna tiene la posibilidad, y la responsabilidad, de iluminar la parte del habitáculo que prefiera. Cuando tan solo hay un papel en blanco y algún que otro pensamiento que se fue madurando en el paseo de vuelta a casa pasa algo parecido. El teclado del ordenador es la linterna y tienes la posibilidad, y la responsabilidad, de poner el foco sobre lo que más te plazca.
De focos y de iluminación íbamos bien servidos el sábado por la noche tras el encendido de unas luces de Navidad que también siguen el mismo criterio de iluminar aquello que el responsable cree que debe destacar.
La linterna del teclado podría iluminar al jugador número seis del Tenerife, un Luis Milla que tiene pinta de que se va a convertir en un futbolista de nivel. Como hablar (o escribir) a toro pasado te permite ser oportunista, uno lamenta que entre los innumerables fichajes de estos dos últimos años no hubiera un hueco para un jugador que a estas alturas el año pasado jugaba en el Fuenlabrada y anotó con este equipo un gol en el Santiago Bernabeu.
El foco también podría centrase en Cordero, un lateral izquierdo que sube del filial tras la lesión de los dos jugadores de la primera plantilla que ocupan su puesto y lo hace con naturalidad y normalidad. El oportunismo me persigue y no puedo olvidar los experimentos de laterales a pierna cambiada en tiempos no tan lejanos.
Lo más natural, sin embargo, sería concentrar toda la luminotecnia en Uros Djurdjevic. Centro desde la izquierda de Cordero, control con la cara o el cuello, pequeño toque para acomodarse el balón y remate espectacular. Un golazo de esos que no se repetirán muchas veces, que grabará su representante en todas las tomas disponibles y que hará que durante esta semana una de las frases más repetidas en los mentideros rojiblancos sea algo parecido a "si esi gol lu llega a meter Cristiano o Messi..." El fútbol tiene estas cosas; el mismo jugador que ante el Granada falló un remate claro de cabeza o que aún no había estrenado su casillero en Liga fue capaz de resolver una jugada con el talento de los elegidos. Dos goles dos, el del Eibar en Copa y el de este sábado que harán felices a los motores de búsqueda de Youtube. Lo bueno es que el delantero adquiera la confianza necesaria en su juego y en su remate. Lo malo o lo que preocupa a un oportunista como yo, es que no meta algún gol de los que anotan los simples mortales. Al final, salvo algún que otro extraterrestre, los delanteros con cifras goleadoras de las que dan ascensos, suelen marcar unos cuantos a puerta vacía, algún que otro aprovechando fallos del rival y no pocos tras rechaces. Son, eso sí, goles que no tienen cientos de miles de reproducciones.
La linterna podría iluminar también al banquillo rojiblanco, un banquillo capaz de hacer modificaciones a tiempo y salirse de un guion preestablecido. Si la doble sustitución produjo un cambio evidente en el juego y en el resultado, el de Álvaro por Lod, cuando el Tenerife apretaba y el marcador se ajustaba, supuso un grito alto y claro al equipo, a la afición y al rival: no vamos a especular con el resultado y queremos el tercero.
Quedémonos un momento con toda la luz proyectada sobre el finlandés Lod en el momento de su sustitución con el Molinón aplaudiendo a rabiar a un jugador del que nos dicen que puede ser algo en potencia, pero que en acto no ha demostrado todas esas virtudes que se le suponen. No podía dejar escapar una nueva ocasión para recurrir al más vulgar de los oportunismos y centrar toda la iluminación navideña de Germán Vizcaíno en la figura del ausente Nacho Méndez. El jugador por el que debe pasar el futuro de un equipo y una afición que necesita su brillo. Los aplausos le va a costar más conseguirlos pero así somos, qué le vamos a hacer.
