La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mario Antuña

A la contra

Mario Antuña

¡Que lo mejor está por venir!

La buena trayectoria emprendida por el Sporting de José Alberto y las mejores previsiones del entrenador

El día que se homenajeaba a Quini con una nueva camiseta, resulta que falló la principal virtud del Brujo, la puntería, el remate, el gol. El negro color de la equitación parecía una funesta premonición. El maleficio no se rompió. Los dos delanteros llamados a marcar las diferencias solo han marcado un gol, uno solo, no uno cada uno... La mirilla de sus botas sigue desviada y cuando el equipo comienza a engranarse se convierte en un problema mayúsculo.

La figura de la mítica volea de Quini en el pecho de la camiseta y el lema "Siempre Quini" a la espalda no tuvieron el efecto balsámico y ansiolítico para Blackman y Djurdjevic. Ni influjo positivo para encarrilar su eficacia. La ansiedad afloró con toda su viveza en la escena del penalti. El británico, al que habían derribado en el área, gesticuló y peleó para llevarse la pelota al punto fatídico, por delante de Carmona y de Djurdjevic, que también deseaban tirarlo. Demasiado acelerado, excesivamente ansioso... Y el temor del fallo recorrió las espinas dorsales de la afición como un relámpago. No vendrían mal unos goles que, como lexatines, acabasen con el barbecho de la delantera.

José Alberto afirma que se perdieron dos puntos en Elche. Se sumó, pero la cosecha fue escasa. Cierto, se escaparon dos puntos porque el Sporting sale a ganar, sin especulaciones. Cuando el objetivo era no perder, un empate suponía llevarse un punto. Eso era antes, ahora se busca con ahínco la victoria. Hay mucho por trepar en la clasificación.

El Sporting comienza a ser un equipo reconocible, tanto en el patrón de juego, como en los sistemas y alienaciones. Hay una línea marcada en el banquillo de El Molinón cuyas traviesas, como las de la tradicional tonada ferroviaria, se colocan en Mareo. El equipo titular ante el Elche parece ser ya el más aproximado del proyecto del entrenador. La defensa se va clarificando, el centro del campo encuentra los mimbres adecuados, pero falla la eficacia de la delantera. Hay una base ya muy perceptible a la que se pueden añadir más ingredientes. Aún le queda tiempo de horno para adquirir esa dinámica y versatilidad de equipo fiable.

Dinámica

El pasado domingo, antes del encuentro en el Martínez Valero, pudimos leer en estas páginas un magnífico artículo de Dani Suárez, entrenador de fútbol base, en el que explicaba los pasos certeros que ha dado ya José Alberto y los que aún quedan por llegar: ha cambiado el "chip" mental de los jugadores, los ha recalcado en el campo y les ha dado nuevos sistemas e intenciones; y resta alcanzar esos automatismos del juego que dan los entrenamientos y los partidos hasta alcanzar la dinámica, entendida ésta, en versión de Dani Suárez (si no han leído el artículo recupérenlo, no se arrepentirán) como "ese sustantivo abstracto que, en este juego, mete goles, gana partidos, e, incluso, determina ascensos y títulos".

Corroborando esta teoría, José Alberto afirma que la mejor versión de su Sporting aún está por llegar. ¡Loados sean los dioses del balompié! Venimos de tanta pobreza futbolística que esta mejoría ya ha levantado la ilusión y la esperanza en los corazones de los aficionados. Así que, si todavía nos queda por ver un equipo mejor, henchidos de gozo nos dirigiremos a El Molinón y a las pantallas de la televisión, cuando toque en cada momento, esperando vernos reconfortados.

Compartir el artículo

stats