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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

Camisetas negras

El Sporting estrena el año tras el éxito de las zamarras de homenaje a Quini

El Sporting estrena el nuevo año midiéndose al Zaragoza. El equipo maño es otro de esos históricos hundidos por una nefasta gestión tras morir ebrio por los éxitos deportivos que le llevaron a brillar en Europa. Los mañicos son un claro ejemplo de lo cruel que es la Segunda División española. Tras golear al Oviedo en el Tartiere a comienzos de la temporada, en Zaragoza ya se veían otra vez en Primera. Meses después, en Zaragoza ya van por su tercer entrenador y cruzan los dedos para salvar la categoría. Para ello han recuperado a Víctor Fernández, el entrenador con el que los maños lograron sus mayores gestas en el fútbol de moderno.

Por contra, en el Sporting se viven momentos dulces tras la llegada al banquillo de El Molinón del entrenador fichado por la grada. El nuevo año trae a José Alberto los mismos deberes con los que salió de 2018. Entre ellos, recuperar para la causa del gol a los dos fichajes estrella del mercado veraniego: Djurdjevic y Blackman. Sus goles serán vitales para lograr que el Sporting consiga recortar diferencias con los puestos de honor. Les toca a los rojiblancos volver a tener que pisar a fondo el acelerador antes de tiempo, con las nefastas consecuencias que esto tuvo el año pasado en el momento de la verdad.

Pero el primer puente que le toca cruzar a JA y a los suyos es el Zaragoza, ante el que la parroquia rojiblanca espera vivir -algo muy complicado en la categoría- un partido tranquilo sin tantos sobresaltos como el último como local. Y lo harán ante lo que probablemente sea la mejor entrada en El Molinón de la temporada. Tebas se apiadó del Sporting -llevarse bien con el patrón a veces tiene recompensa- y aceptó cambiar el horario del partido para que no coincidiera con la cabalgata de Reyes. Hubiera sido cruel hacer elegir a las familias con críos todavía en edad de creer entre ir a recibir a los Magos de Oriente o ir al fútbol. El patrón, como buen hombre de negocios, sabe que los niños de hoy serán los "paganini" del mañana de su circo. Aunque a veces (demasiadas) se le olvide.

En la noche más mágica del año hasta los mayores se estarán mordiendo las uñas ansiosos por saber si han sido buenos y los Reyes han hecho cola para lograr alguna de las últimas camisetas negras en homenaje a Quini. Es increíble que la figura del Brujo, al que muchos no vieron ni en cromos tras llevar largas décadas retirado, siga arrastrando al sportinguismo como a un solo hombre. Otra dosis de magia ya inmortal que el club y la marca que le viste han sabido aprovechar muy bien en un magnífico alarde de marketing. El club medita ahora qué hacer para cubrir el hueco del que se fue hace casi un año en lo que se espera que sea una medida aceptada por todos y no cause uno de esos debates fratricidas que tanto gusta en Gijón y en el sportinguismo.

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