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Un Oviedo que vuelve a ilusionar

Las tres victorias no son fruto de la casualidad, - sino del buen trabajo del técnico y de la plantilla

Pleno. Tres de tres. Este Oviedo de 2019 pinta muy bien. Tras una primera vuelta irregular, y en algunas fases absolutamente decepcionantes, el equipo está dando evidentes muestras de mejora, a pesar de una plaga de lesiones que ha dejado en el dique seco a alguno de los mejores elementos del plantel, lo que da más mérito a la remontada hacia unos puestos de privilegio que ya están a tiro de piedra.

El partido ante el Extremadura demostró que el Oviedo puede ser un equipo solvente y que si no se despista demasiado va a aspirar a todo. Los nuestros estuvieron firmes atrás, con un brillante Alanís, y generaron numerosas ocasiones ante la portería rival. El único pero que se puede poner a los azules es, precisamente, el no haber tenido mayor precisión ante el arco extremeño para dejar resuelto el partido en el primer acto. En esta ocasión no ocurrió, gracias al buen trabajo defensivo de los chicos, pero ya se sabe -y el Oviedo lo ha sufrido más de una vez en carne propia- que en esto del fútbol quien perdona tanto puede acabar pagándolo muy caro.

El combativo Extremadura no es, desde luego, un gallito de la categoría, pero no por ello hay que restar mérito al partido que completó el Oviedo, un equipo que ha conseguido enlazar tres triunfos consecutivos en una competición tan disputada e igualada como la Segunda. La racha de los azules no es fruto de la casualidad y queda ahora por ver si tendrá continuidad el viernes en tierras mañas, ante un Zaragoza que tras la goleada que nos infringió hace unos meses en el Tartiere parecía que iba a subir a Primera en enero y que, sin embargo, lucha ahora por eludir los puestos de descenso. Así es esta categoría.

Las tres victorias consecutivas deben servir al Oviedo para afrontar el partido de La Romareda con ambición, pero dejando la ansiedad y la presión para el rival, muy necesitado de sumar para remontar en la tabla. No es vital, pero a nadie se le escapa que puntuar en Zaragoza supondría la confirmación definitiva de la candidatura azul al ascenso.

Contrariamente a lo que sucedió en años anteriores, el Oviedo va de menos a más en la competición y parece que el equipo se va acercando a lo que quiere un Anquela que ha solventado muy bien, junto a los futbolistas, la minicrisis desatada a finales del pasado año, cuando parte de la grada llegó a plantearse si sería conveniente su relevo para lograr un cambio de tendencia, un revulsivo. Los rectores del club le mantuvieron y parecen haber acertado, a la vista de que el equipo ha mejorado, sabe a lo que juega, gana y apenas acusa las numerosas bajas. Uno solo echa en falta una mayor participación de la cantera, sin que tal reivindicación, compartida por numerosos aficionados, pueda ser entendida por el técnico como un ataque a su persona o a poner en tela de juicio su valía (demostrada) para estar al frente de la nave azul.

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