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Eloy Méndez

Pase al hueco

Eloy Méndez

Y sin sombrero

Las insuficientes explicaciones de Torrecilla sobre su proyecto

Miguel Montes Torrecilla llegó ayer a la sala de prensa de Mareo con aire insigne, al más puro estilo Carlos III. No tuvo que quitarse el sombrero porque esta vez no lo llevaba, pero sí se cubrió de gloria. El director deportivo dejó unas cuantas perlas durante los tres cuartos de hora que dedicó a defender su renqueante labor, con el equipo en tierra de nadie a mediados de febrero. Aunque su mayor aportación, de largo, fue la definición que hizo de su cargo: "Yo no soy un fichador, gestiono personal humano" (como si hubiera personal canino). Ahí es nada. Para eso, mejor sería contratar a un coach de mindfulness.

La primera, en la frente. Si no es un "fichador", que baje Dios y lo vea. El salmantino ha traído a 28 jugadores en dos temporadas, 14 en cada una (menos mal que hace un año aseguró que hacía proyectos a largo plazo). Tampoco anduvo fino con sus explicaciones sobre José Alberto. Ahora resulta que en verano le dejó iniciar negociaciones con el Numancia para que pudiera crecer lejos del Sporting si se daba el caso. ¿Pero no era entonces el técnico del futuro, el recambio indiscutible? No contento con tanta contradicción, deslizó después que le concedió ese viaje a Soria porque sabía que no le iban a fichar. Así que lo único que quedó claro es que el entrenador del pueblo no era el de Torrecilla. Lo tuvo que aceptar a mitad de camino por bendita imposición de las gentes rojiblancas.

Quizás por eso repescó a Javi López tras su cese en Lugo. Para tener a alguien de su cuerda metido en el ajo, no se le fuera a descontrolar el asunto. Otra rocambolesca operación, limítrofe con el espionaje, que el "gestor de personal humano" no justificó satisfactoriamente en su intervención de ayer. Dijo que todo el mundo tiene derecho a regresar a un club o a una empresa, amiguismos aparte. Por lo visto, da igual merecerlo que no.

Pero la bomba llegó pasada la media hora de respuestas. Ni corto ni perezoso, aseguró que trata de fichar futbolistas del gusto de El Molinón. Una de dos: o tiene un humor muy fino o confunde los sabores. El remate final tampoco decepcionó. Pidió que no se juzgaran decisiones (las suyas) sino rendimiento (el de los jugadores). Sonó a presidente del Gobierno que culpa a un ministro por haber sido nombrado.

En lo que sí acertó Torrecilla es en pedir optimismo ante las emociones fuertes que aún están por llegar. En el empeño por devolver al Sporting a Primera va a tener a su lado a propios y a extraños. Viendo el presente, lo mejor es mirar al futuro. En eso, tiene razón.

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