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Mario Antuña

A la contra

Mario Antuña

Torrecilla enladrillado

Las explicaciones del director deportivo del Sporting

Algunos recordarán "Las noticias del guiñol", aquel programa satírico del desaparecido Canal+. El muñeco que representaba a Louis Van Gaal, por entonces entrenador del Barcelona, tenía por cara un bloque cuadrado de ladrillos con pelo. Recordé la imagen tras la comparecencia de Miguel Torrecilla, director deportivo del Sporting, para valorar su trayectoria en el club. Sin autocrítica ni arrepentimiento, ofreció su versión a su manera, porque todo es subjetivo, pero la realidad tiene largas piernas y siempre nos acaba alcanzando.

Torrecilla reconoce que "el equipo está en una situación que no es la que se ha buscado en la planificación de la plantilla". Al menos reconoce lo obvio, pero lo hace utilizando el impersonal "se", para alejar el fracaso de su persona, compartiendo la culpa, repartiéndola de forma difusa por los estamentos del club.

Torrecilla afirma que en sus fichajes, 28 en campaña y media, 18 de ellos cedidos, no se han producido "malas decisiones, sino malos rendimientos". La explicación sería válida si la balanza se inclinase hacia los jugadores que han demostrado su valía, pero por ahora pesan más aquellos que han defraudado. Por lo tanto, si él los ficha y no rinden, será su responsabilidad, no la del jugador que él eligió y no da la talla. Además, en el rendimiento cuenta de forma poderosa la implicación. Hace más el que quiere que el que puede. Es difícil conseguir implicación entre 28 fichajes foráneos, la mayoría cedidos, que si rinden se revalorizan para volver a sus clubes de origen y si no pasarán un año de talasoterapia en Gijón, taponando la progresión de Mareo. No parece tampoco una buena estrategia. Lo que demuestra que la regla de la probabilidad por la que de la cantidad llega la calidad no siempre se cumple, fichen los demás menos o más que tú.

Torrecilla se escuda en que la Segunda es la más fuerte de las últimas temporadas. Será cierto, pero lo es igual para los equipos que, por ejemplo, ya nos aventajan hasta en 15 puntos. Y sostiene que es una alegría el rendimiento de Cristian Salvador. Más bien es un milagro, pues estaba condenado a ser un segundón tapado por Cofie. Torrecilla ha demostrado no confiar en Mareo, ni en los jugadores ni en José Alberto. El puesto se lo van ganando con el fracaso de los fichajes del fichador (con perdón, pues se considera "gestor de personal humano").

Torrecilla también anuncia que tiene un proyecto a tres años y que para la próxima temporada ya hay un bloque de veinte jugadores. ¿Los mismos mimbres que ahora no aguantan el cesto? Miedo me da. E incluso añade, con ironía y una pizca de cinismo, que le gustaría estar diez años con José Alberto en el banquillo.

Torrecilla ha ido conformando sus proyectos ladrillo a ladrillo, el mismo material con el que va construyendo un muro que le separa cada día más de la afición, aunque de momento sirva de parapeto al consejo de administración del club. Y ha modelado su figura como el muñeco de Van Gaal, con una cara cuadrada, ladrillo a ladrillo.

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