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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

Aferrados al calendario

El sportinguismo más optimista confía en que el equipo vuelva al buen camino en las próximas cuatro jornadas

El derrotismo empieza a cundir en el frente rojiblanco. La cofradía del optimismo recibe más solicitudes de baja que nunca tras la derrota en Gran Canaria ante Las Palmas. Del "sí se puede" se pasa al "objetivo 50 puntos" y ya nadie, ni el entrenador fichado por la grada, se libra de las críticas del cabreado y hastiado sportinguismo.

El núcleo resistente se aferra a que todavía no hay nada perdido, que quedan puntos suficientes como para que el Sporting recupere el terreno perdido y recorte los nueve puntos que le separan del play-off de ascenso, ¡oh, my god!, ocupado por el vecino. Más sal a la herida. En semanas así, en las que se duda de todo, no hay otra que aferrarse al calendario. Por delante los de José Alberto tienen cuatro partidos frente a equipos ante los que un teórico aspirante no debería gripar: Rayo Majadahonda, Numancia, Almería y Córdoba. Luego llegaría el derbi en El Molinón, pero ésa ya es otra historia.

Pero las sensaciones de las últimas jornadas no invitan a ir almacenando botellas de champán por si hay algo que celebrar a final de temporada. Tampoco lo hacen los números ni las estadísticas, que indican que a estas alturas de la película nadie logró la remontada que necesita protagonizar el Sporting. A esto se suma que muchos asistieron desde el verano con recelos a la creación del proyecto 2.0 de Torrecilla, al que tachaban de estar compuesto por demasiados soldados de fortuna.

Al director deportivo del Sporting, que no secretario técnico, no se le pasa una y hay quien ni siquiera le reconoce sus aciertos. Pero con ruedas de prensa como la de hace una semana es complicado ponerse en la piel de Torrecilla, empeñado en dejar frases lapidarias, que no lapidatorias, que le persiguen durante todo el curso. Aunque no parece que sea por cosas así -en los tiempos que corren hay que agradecer que un alto ejecutivo salga a dar la cara, lo que no ocurre en muchos otros clubes- que la fe inquebrantable que hasta ahora el consejo tenía en Torrecilla ya no lo sea tanto.

Pero al final todo pasa por el técnico y los que se visten de corto cada fin de semana, con los que el sportinguismo anda de uñas por esperpentos como el de la falta en el último minuto lanzada por Ivi ante Las Palmas. La pifia no sólo sigue siendo objeto de debate entre la masa social, sino que tampoco ha sentado muy bien entre muchos de los usuarios de las duchas de Mareo. Cosas que pasan en tiempos de crisis, en los que se aplica lo de "niños y mujeres primero".

Lo que le toca ahora al Sporting es volver a sumar de tres en tres. El partido del mediodía del domingo ante el Rayito, de estreno en Segunda tras una historia entre Tercera y Segunda B, es de los que tendría poco mérito ganar si el objetivo sigue siendo optar al ascenso, y que avivaría el incendio en el caso de que la matinal dominical se tuerza. Entonces quedarían pocos motivos para seguir aferrándose al calendario.

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