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En río revuelto

José Alberto saldrá a flote en el Sporting, que no tengan duda: le sobran arrestos

Bajan turbias las aguas del Piles desde El Molinón hasta desembocar en San Lorenzo. Ya aparecen pescadores con la caña dispuesta para ver si hay suerte y sacan algo para llevarse a la cesta. Los que estuvieron y quieren volver. Los que nunca tocaron poder en Mareo. Los que sueñan con un canal propio de televisión como si el Sporting fuera un club de la Premier. Los que desean entrar por la puerta de atrás sin poner un euro. Los que primero abrazaron la promoción interna del entrenador del filial, y ahora José Alberto López les parece un estratega menor. También se sientan en la orilla, con los pies colgando, los que no tienen opción a navegar en alta mar, contra las tempestades. El joven entrenador llegó por méritos propios al banquillo rojiblanco, incluso por aclamación de algunos aficionados que manejaban datos: JAL lidió con el Covadonga, del barrio de la Costa Verde y cercanías, y lo dejó en la misma puerta de la promoción de ascenso a Segunda B. Con el Sporting División de Honor no llegó a la final de Copa porque se cruzó en su camino un Villarreal que compite, en cantera, con Barça, Madrid o Atlético. En el Sporting B dejó tarjeta de visita al mismo Elche que llegó a estar en las cuerdas, y solo un pequeño peso mosca le dejó fuera de combate cuando el árbitro estaba silbando el pitido final. JAL está pasando por una mala racha, acompañada por el mal de altura que afecta a muchos entrenadores. ¿Recordamos cómo empezó Guardiola en Soria? En Los Pajaritos, el proyecto de Pep estuvo a puntos de naufragar, hundido por el Numancia. En sus primeros partidos como míster blaugrana, la estrella de los banquillos mundiales, de hoy en día, las pasó canutas. De esto han pasado poco más de diez años. Tuvo que ser El Molinón el escenario de la validación de Guardiola y su método de posesión total en el terreno de juego y en las vitrinas del club catalán.

José Alberto López, como bien recuerda uno de sus mejores talentos -Nacho Méndez-, tuvo tropiezos, caídas, en su reciente trayectoria, y siempre se levantó. Dijo alguna chorrada que luego le copiaron sus discípulos y hasta, cómo no, el mismo Marcelino G. Toral, tan feliz en las salas de prensa. El actual responsable técnico de la plantilla rojiblanca era la mejor apuesta que podía hacer, meses atrás, el presidente del club. Quienes ahora salen a pescar en río revuelto no se atrevieron a mojarse contra el joven entrenador; se dejaron llevar por la corriente esperando que se ahogara. Saldrá a flote, que no tengan duda. Le sobran arrestos. Algo parecido sucede con otro entrenador que también llegó de Segunda B -con un historial inferior a JAL-. A Solari primero le dieron de lado -es una solución provisional-; pasaron a pensar en él como entrenador para la temporada presente. Ahora les parece un lastre, un soberbio. Es de humanos dudar, equivocarse, y rectificar, de sabios. Criticar las decisiones de José Alberto no es bombardear su valía; verle abatido después de la derrota ante el Rayo Majadahonda resulta triste. Toca animar a que remonte en este río revuelto y con mal olor.

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