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José Luis Salinas

Castigo a la marcha atrás

El Oviedo se estrella en el minuto que más duele por procrastinar

Cuando das marcha atrás tienes más posibilidades de estrellarte. Y así fue. En el último suspiro, cuando más duele, y en uno de los momentos de la temporada en los que más falta hacían los puntos. El Oviedo es un equipo muy procrastinador, lo de cerrar los partidos lo deja casi siempre para el final. Y ya saben lo que suele pasar. Ocurre con demasiada frecuencia que cuando los jugadores estiman que el trabajo está hecho, léase cuando meten un gol, se suelen tomar una siesta de duración incierta. Ayer, el equipo llevó eso al extremo. Tanto que los azules lo acabaron pagando muy caro. Calcadito a lo que ocurrió también en la primera jornada de Liga. Justamente, contra, probablemente, los dos rivales más flojos de la categoría. Cuatro puntos que se fueron volando por un aciago córner en contra, por dormirse en los laureles y que, quién sabe, quizás acaben costando un play-off.

Y por mucho que en estos casos Anquela trate de quitarse presión, es tan culpable como los que están en el campo de que los jugadores acaben encerrados en los últimos minutos del partido. Más cuando tuvieron bastantes minutos, y alguna que otra ocasión clara (especialmente durante la primera mitad), para conseguir cerrar el partido. Pero procrastinar es lo que tiene.

Pasan las temporadas y parece que vuelve a repetirse la historia. Llega la maldición de las últimas jornadas en las que el equipo empieza a bajar el pistón, y comienzan también los dimes y diretes. Que si no quieren subir, que si están muy cómodos aquí atechados. Ya saben, la historia de siempre cuando se ven salvados. Pese al desliz, otro más en casa, llega el momento en el que los jugadores del Oviedo empiecen a callar esas bocas, a dejar de procrastinar y de dar marcha atrás.

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