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Mario Antuña

A la contra

Mario Antuña

¡Hagan juego, señores!

Las rachas y las supersticiones en la recta final de la competición

Rueda el balón por el campo como una bola brinca por la ruleta antes de acomodarse al azar en el fichero de un número y un color que da o quita la suerte: dos balones al palo, una oportunidad de crack fallada, un gol en contra de los de empanada embarullada en el área..., quitaron dos puntos al Sporting en Málaga. La Rosaleda no fue un jardín, pudo ser un vergel, pero se quedó en jardinera, que no es poco, aunque deje mal sabor. La recta final de Segunda se ha convertido en una carrera por el casino, partido a partido, como de mesa en mesa, en busca de la suerte que supla la rémora de puntos. ¡Ay, como nos acordamos ahora de todo lo perdido y no sumado!

Pero la suerte hay que buscarla, con juego intenso, oportunidades y acierto, como ha ocurrido en los últimos partidos, cuatro ganados y uno empatado. O recurriendo a las superstición. Que nadie la menosprecie, por dudosos que sean sus aciertos o descreídos los aficionados. Ahora hay que ser un poco gallegos: lo más seguro es que quién sabe.

Decía la mujer de José Alberto, que es un entrenador de rachas. Tuvo la mala, ahora le toca la buena y que no se acabe. Debe perdurar hasta asegurarse la promoción... y más allá. También cuentan que José Alberto tiene sus manías, que ya exhibía en el filial. Por ejemplo, no cambia la vestimenta con la que gana un partido o no lo pierde. Ojalá le veamos por el espacio técnico de los campos con el chandal oficial del equipo hasta que le quede pegado y haya que quitárselo con una espátula.

El fútbol es caprichoso porque está en su esencia. Tras los partidos de ayer podrían ponerse de nuevo en marcha los contables con calculadoras y los ojeadores de calendarios. Tras ganar el derbi y empatar en Málaga, el Sporting está a seis puntos del Cádiz, sexto, que ya ha acumulado los tres del Reus, que aún le quedan por apuntar a los gijoneses: sumamos y ellos no..., total: ¡estamos a tres puntos de la promoción! ¡Quién dijo miedo! Los incrédulos que se borren. Que nadie nos quite la ilusión, dice el eslogan. Es la ilusión de todos los días, la que perdura durante la semana hasta el próximo partido. Da vidilla. Quien no la tiene es porque no juega, como dice la promoción de la ONCE con su cupón.

Y encima, próxima parada, ¡las islas afortunadas!, con el Tenerife. Es que estamos en racha, la de José Alberto y el chandal. Pero recuerden que la suerte en el fútbol hay que buscarla en el campo y trabajarla en los entrenamientos para poder gritar después: ¡Hagan juego, señores, hagan juego!

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