Otro paso atrás para el Oviedo del ascenso. Pequeñito, eso sí, pero, al fin y al cabo, el equipo vuelve a recular en la lucha por los puestos de privilegio fallando en su casa. Otra vez. El equipo sigue asfixiándose en esa defensa de cinco en la que los carrileros casi no suben y que, como ocurrió ayer, permite rematar a placer y desde el punto de penalti al delantero del equipo contrario. Y así es imposible.
Pero, pese al resbalón (uno más) el partido deja varias cosas positivas. Primero, el masivo respaldo a la protesta del minuto doce por parte de los aficionados. Aunque, ya veremos las consecuencias que todo esto puede traer para el equipo. ¿O ya las estamos viendo? Y, en lo deportivo, es de destacar por encima de todo el debut de Jimmy, un oviedista de pura cepa y que, por lo visto en el campo, es todo un diamante a pulir, con una enorme personalidad y que hace que muchos se cuestionen algunas de las decisiones de Anquela durante esta temporada. El equipo necesita más Jimmys y Berjones, esa tiene que ser la combinación del éxito para que el Oviedo alcance sus objetivos. Veremos quién lo quita del once el sábado. Bueno, no hace falta que respondan.
El segundo, Saúl Berjón, está volviendo a ser la brújula del equipo. Y cuando el canterano funciona al equipo le va bien casi siempre. Bueno, menos ayer, pese a que el Oviedo fue mejor que el Deportivo en casi todo, menos en el marcador que, al final, es lo más importante.
Este empate obliga al equipo a no fallar. A ser invencible tanto fuera de casa como en el Tartiere en lo que queda. Parece una utopía. Esto se acaba y el Oviedo va camino de volver a quedarse otra vez en tierra de nadie, rozando con los dedos el ansiado play off. Igual sería más accesible con más Jimmys y con más Berjones. Quién sabe.
